Un sofisma llamado: Responsabilidad Social Empresarial -RSE-. (parte 2)

En mi columna anterior, correspondiente a la parte 1 de esta saga de 2, se dejó sentado en qué consistía la responsabilidad social empresarial o RSE, poniendo de plano que, sin importar la acepción usada por la empresa para abordarlo, todas tienen como factor común el uso de la palabra “Responsabilidad” y que esta conlleva a dos colosales ideas que se deben materializar en el ejercicio de la RSE, son estas: responder y rendir cuentas. Responder por lo que se hizo o no se hizo, todo el tiempo, en todas partes y ante todo el mundo y rendir cuentas por las consecuencias de lo que se hizo o no se hizo, todo el tiempo, en todas partes y ante todo el mundo. Me imagino ahora a muchas empresas cambiando su manifiesto de sostenibilidad por MRSE o RPSE, es decir, por Medio Responsabilidad Social Empresarial o Responsabilidad Parcial Social Empresarial, porque no están dispuestas a darle el alcance total que el término responsabilidad implica en su extensión.

Surge entonces la pregunta: Si la cosa es así de colosal ¿qué obliga a las empresas a meterse en este cuento de la RSE? La respuesta es simple, nada y todo… Bueno, mirándolo bien no es tan simple.

Nada, porque no existe (o al menos no la conozco) Ley alguna que obligue a las empresas a meterse en este cuento so pena de algún tipo de sanción penal. ¿entonces, si no hay una ley que las obligue, por qué se meten en este cuento? Por la segunda parte de la respuesta, todo las obliga. Y por todo me refiero a un número importante de elementos clave como el mercado, los consumidores, la competencia, los colaboradores, la sociedad que ya dejó de ver con buenos ojos a aquellas empresas desconectadas de la comunidad y una que otra ley que, si bien no la obligan a meterse en la RSE, si la obligan a realizar sus operaciones y otras actividades bajo unos requerimientos que se enmarcan dentro de esta responsabilidad (seguridad y salud en el trabajo, control de emisiones al ambiente, prohibición explicita de prácticas como el monopolio, sobornos, acuerdos para fijar precios, etc.). Por eso, básicamente, se terminan metiendo en esto pero lo abordan de manera limitada o reducida.

Ahora bien, existen otro tipo de razones mucho más altruistas, filantrópicas y filosóficas por las cuales una empresa debe adelantar una armónica relación con la comunidad, algunas de estas son: retribuir a la sociedad lo que ésta le ha proporcionado para que la empresa nazca, crezca, se desarrolle y se proyecte hacia el futuro. También la empresa debe compensar lo que le ha quitado a la sociedad y al territorio durante la dinámica del proceso productivo. Pero además, está moralmente obligada a contribuir, junto al resto de las organizaciones que configuran la realidad social, con el desarrollo humano e integral del territorio donde opera.

En un esfuerzo por hacerle la tarea un poco menos compleja o, por lo menos, más entendible y aterrizada a los empresarios, pero sobre todo para poder operacionalizar los diferentes conceptos, la RSE se ha simplificado a 7 campos de acción: derechos humanos, prácticas laborales, gobernabilidad, medio ambiente, prácticas justas de operación, asuntos de consumidores, participación activa y desarrollo de la comunidad.

Es decir que, la RSE obliga a una empresa a responder y dar cuentas por lo que se hizo o no se hizo, todo el tiempo, en todas partes y ante todo el mundo en todo lo relativo o tocante (así sea por los laditos no más) con derechos humanos, prácticas laborales, gobernabilidad, medio ambiente, prácticas justas de operación, asuntos de consumidores, participación activa y desarrollo de la comunidad. Esto es la verdadera y completa RSE. Menuda simplificación de la tarea la que hicieron.

Y, nuevamente, surge una pregunta: ¿Es lo que acabamos de definir como la verdadera y completa RSE, lo que las empresas están haciendo y mostrando al público como RSE?

¿Ya empiezan a ver por dónde va el sofisma de la RSE?

Ingeniero Industrial - PhD en Desarrollo Sostenible #SustainableDevelopment #Sustainability

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