La incertidumbre llegó con el último tren
Para gritar en mi cara la imprudencia de mis actos,
Mientras que en mi reflejo noté
La desolación y miedo en mis ojos estupefactos.
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Entonces apareció tu presencia azul
Y en tus campos mi alma encontró comodidad nuevamente;
Conversamos, nos descubrimos, bailamos,
Y en resumidas cuentas, nos convertimos en confidentes.
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Sabiendo de la mortalidad del instante
Alas en tu espalda no demoraron en crecer
Por lo que mi cuerpo solitario y sangrante
Se despidió de ti y con nostalgia saludó el amanecer.

Nuestro espacio está abierto para todas y todos

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