Sin querer queriendo (2)

En la primera parte de esta columna les hablaba de la economía del café y algunos hechos recientes de la misma. Ahora continúo con el otro producto insignia de la economía colombiana. Sería más correcto hablar de recursos minero-energéticos o recursos no renovables, para incluir al sector carbonífero también, pero me interesa en especial el petróleo porque, como lo mencioné la vez pasada, contiene a la empresa que más ingresos genera en el país, Ecopetrol.

Desde la anterior columna, han ocurrido algunos hechos fundamentales, el principal de ellos la transferencia de Isagen, porque no podemos hablar en sentido estricto de una compraventa. Es un negocio de yo con yo y a cargo del endeudamiento y una pequeña disolución del patrimonio público. Vale mencionar que esta jugada fue completamente forzosa y consistió en que la estatal Ecopetrol le comprara al Estado a Isagen, sin permitir a otras ofertas competir, como la del también estatal (Distrital) Grupo de Energía de Bogotá, y a cargo de un endeudamiento de Ecopetrol y una proyectada venta de acciones de la misma de casi el 10% (máximo 8.5). Por eso el resultado que tenemos es una empresa más endeudada y cediendo participación (Ecopetrol) que compró a una empresa muy robusta, competitiva y viable (Isagen) pagando una cantidad que no sería la mejor posible. Más truco de contabilidad que decisión estratégica, pero con un costo financiero futuro evidente.

El otro hecho fue una de esas declaraciones en twitter desastrosas que hace Petro, con el anuncio de un acto de un futuro gobierno: ‘Si un gobierno del Pacto Histórico llega a ganar, ese Gobierno debe decretar la suspensión de la exploración petrolera en Colombia’. Aparte de que se tomó la vocería de lo que se supone una coalición, la gente toma eso como una promesa del candidato a vencer por el momento. Gente muy reputada de nuestra tecnocracia criolla salió a explicar con buenas razones el sino desastroso que apareja una decisión en ese sentido y con ese alcance tan tajante.

Ahí hay dos problemas que se revuelven y terminan siendo los mismos. Por un lado la dependencia económica del petróleo para asuntos de balanzas de pagos, cuenta corriente y divisas; por otro lado, la descarbonización creciente y acelerada de las economías industrializadas. Necesitamos al petróleo y otros hidrocarburos que también hacen parte de la misma línea de negocios para básicamente sobrevivir —hay departamentos que básicamente funcionan, invierten, con las regalías derivadas de ese tipo de industria extractiva, e ‘invertir’ es un tecnicismo, no es que esos recursos se estén transformando en riqueza sino simplemente gastando (corrupción incluida) —, porque tenemos en general una economía poco diversificada y altamente concentrada. Pero el mundo está castigando fuertemente a la inversión en esa economía ‘sucia’; cada vez los organismos de financiación a nivel mundial dedican menos recursos para ese tipo de proyectos, lo cual encarecerá las menores inversiones futuras.

Sobre el primer punto, observemos los últimos datos disponibles en el Observatorio de Complejidad económica:




Fuente: https://oec.world/es/profile/country/col

Casi el 40% de la oferta exportadora del país, corresponde a petróleo y derivados. Téngase en cuenta que este sector aparte produce muy poco empleo, porque es ultraintensivo el capital de trabajo en forma de maquinaría e infraestructura. La dependencia fiscal es lo más paradójico, porque no somos Venezuela, no somos miembros de la OPEP.

Ahora, el presidente de Ecopetrol, dice que sí, que están metidos en el cuento de transformarse en una empresa energía sostenible, que Ecopetrol ahora es con ‘eco’ de ecológico. Pero eso era para ayer. Si la estrategia era ir hacia lo energético, ¿por qué no lo hicieron antes, por qué una cementera como Argos sí ha podido (Celsia)?, como dijeron algunos analistas, ¿qué pueden hacer juntas las empresas o Isagen como subsidiaria, que no hicieran antes por separada?, si la estrategia se consigue ahora con esta adquisición. En ese punto, muchos se preocupan por el gobierno corporativo: Ecopetrol manejando como caja menor a su filial o canibalizándole activos, proyectos y clientes. Hablando de la propia Ecopetrol, también se puede considerar como parte de la caja del Gobierno Nacional, por algo cuando tiran cuentas en instrumentos como el Marco Fiscal de Mediano Plazo proyectan al petróleo (precio) y en momentos de necesidad enajenan acciones, para conseguir recursos con los cuales esencialmente responder a las deudas (con un poquito de inversión, menos corrupción para eso, siempre corrupción).

¿Qué hacer? La alternativa más efectiva es también la más costosa: priorizar la reinversión para transformar a Ecopetrol en una empresa energética para el resto del siglo XXI. Ello implica menos recursos para el gasto público. La otra alternativa es básicamente esperar el marchitamiento más o menos paulatino o repentino del mercado de hidrocarburos, mientras se hacen algunos pilotos o ensayos de otras líneas de negocio a pequeña escala para tener algo que mostrar ‘eco’ y modernizado. Esa es la misma paradoja o trampa de la pobreza del país de siempre, como ocurre con la ciencia y la tecnología: invirtiendo paupérrimamente pretendemos alcanzar a gente que nos lleva todas las vidas de ventaja y sigue invirtiendo mucho y como parte de una proporción mayor (no es lo mismo un punto porcentual de PIB gringo que colombiano y de todas maneras proporcionalmente todo el mundo desarrollado nos supera en eso, como porcentaje dedicado). Esa descarbonización de las finanzas no creo que la asuma ni el mismo Petro, porque le toca compensar recursos fiscales y déficit comercial en un muy corto plazo.

En lo que sí le doy la razón a Petro y parte de la razón del título de las columnas es que todo eso ocurre sin querer queriendo cuando nos va bien ¿Quién controla el precio del petróleo? De último lugar en la lista, puede meter al grupo de países al que pertenece Colombia: ni un gran productor que pueda cartelizarse con otros para manipular los precios fijando cuotas de producción (oferta), ni un gran manipulador de la demanda y el mercado por medio de la política de bloqueos (sanciones tipo Irán) o las innovaciones tecnológicas más disruptivas (revolución del fracking). Tampoco la tasa cambiaría se controla, por eso vamos por cuatro mil pesos el dólar. Claro, el mérito esta primero en la exploración y luego en la exploración, pero esos son recursos que por el azar se distribuyen en el subsuelo esperando ser encontrados y se agotan como tales, y ya su mercado.

Con el café, mencionado la vez anterior, pasa lo mismo. Sí se cultiva. Ya que el precio se haya presentado inmejorable este año es culpa de las heladas brasileñas que dañaron su cosecha. Sin querer queriendo, deseamos que a Brasil le vaya mal cada que nos hace falta o se avizora una bonanza pequeña o grande. Un país que prospere a punta de golpes de suerte no lo hará mucho en realidad. Y todavía no hemos probado en una gran escala la mala ‘suerte’ de sufrir el cambio climático. Existe el Cinturón de Café entre los trópicos de Cáncer y Capricornio dentro del cual el café requiere, además del clima tropical, temperaturas cálidas, ciclos húmedos y secos alternados, altura, y características del suelo. Todo eso también lo dio el azar de la naturaleza y desaparecerá seguramente.

Flacuchento con determinación. No estoy aquí para tener a nadie contento/a. Te tuteo.

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