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En época electoral se ven y se escuchan a quienes quieren ejercer algún cargo de elección popular hacer cosas que en su vida “diaria” o “normal” no hacen o no harían si no tuvieran cerca la fecha de la elección o sino estuvieran en campaña. En contadas excepciones (muy contadas), estos personajes públicos son sorprendidos por transeúntes y gente del común yendo de un lugar a otro en Transmilenio en Bogotá, en el Metro en Medellín o en sus similares en las demás ciudades, todo porque hay que crear una imagen de cercanía con el ciudadano de a pie.

La semana pasada vimos la foto de los candidatos de la coalición de la esperanza (Fajardo, Cristo y Robledo) montados en Transmilenio y las hordas tuiteras de uno y otro bando aparecieron, casi al mismo tiempo que las fotos de los otros candidatos (Petro, la Cabal, Zuluaga y el resto de los 70 precandidatos) haciendo lo mismo. En algunos casos sus alfiles salían a decir que ellos sí estaban con la gente, como si los demás vivieran o viviésemos rodeados de zombis. El problema de la imagen está relacionado con la creación de imaginarios sociales y tiene un vínculo directo con su jefe natural, no el jefe de los imaginarios, ni su jefe laboral o familiar. Su jefe querido lector en este caso es su celular. Dependiendo de la red social de su preferencia el algoritmo de quien domina esta red social – que no es usted, no somos tan únicos- se pone al servicio de los intereses políticos y económicos del mejor postor, o en su defecto y de acuerdo a la teoría del Actor-Red, del circulo o la red en la que usted se mueve.

Ya se ha documentado ampliamente con los casos de Facebook, Twitter, Pinterest, Instagram y otras redes sociales, aunque medios sociales es una mejor traducción, la manera en la que desde estas se manipula a grandes masas poblacionales en función de uno o varios candidatos ayudan a definir elecciones. Estos medios sociales están al servicio de quien pueda dominar el algoritmo, ya sea con ejércitos de bots digitales o con ciudadanos fácilmente manipulables, como la tía que cae y cree en todas las cadenas de WhatsApp y por la cual, en más de una casa actualmente se está consumiendo cloruro de magnesio. La mente humana es fácilmente manipulable, basta recordar los sucesos del paro de noviembre de 2019 cuando se estaban metiendo al conjunto de al lado y eso pasó en toda Colombia y posiblemente usted o alguno de sus vecinos hizo guardia en el barrio y notó cuan mal estamos todos de pijama.

Hagamos un ejercicio simple, ¿cuál es su jugo favorito y por qué el de mora?. Puede que su jugo favorito no sea el de mora, pero el solo hecho de leerlo lo hizo pensar en el jugo de mora y traer esa imagen a su cabeza. La imagen mis amigos genera construcciones sociales muy poderosas, para la muestra un botón.

El uso de la imagen en las campañas políticas es deliberado y tiene un propósito, por eso las giras de medios siempre se hacen en los mismos medios y con horarios establecidos, en favor del crecimiento de su imagen. Que además, es lo que se analiza y se mide en las encuestas, en este punto no estamos hablando de propuestas y planes de acción sino de favorabilidad o des favorabilidad de su imagen. En estos casos el discurso político y el contenido ideológico del mismo pasa a un segundo plano y lo que prima es la imagen del candidato. Esa misma imagen se puede afectar o favorecer a través de imágenes contrapuestas en otras campañas y al final el fondo se pierde y la gente vota por el que mejor imagen tiene.

       Esta imagen se traduce en tranquilidad para los mercados, en que no nos vamos a convertir en Venezuela, en que la izquierda no se va a perpetuar en el poder y en otra sarta de mentiras y falsedades que rodean una imagen. Ver a los precandidatos en el transporte masivo y hablando con uno que otro desprevenido o saludando a todo el mundo, intenta crear una imagen de cercanía, de igualdad, de equidad y esa es una imagen en la mayoría de las veces, falsa.

Esa imagen de trabajo con la gente, de construcción desde la base y de defensa de los territorios solo es creíble en Francia Márquez, que no tiene cuadros políticos y que casualmente  no está compartiendo fotos de sí misma en Transmilenio, porque las personas reales saben que sacar el celular en Transmilenio es sinónimo de perdida de celular. Camilo Romero habla de las nuevas ciudadanías y desde los juanetes le hemos invitado varias veces a conversar con nosotros como expresión ciudadana, el CM no ha tenido éxito porque sigue siendo ignorado y aunque perdió la encuesta de los verdes, su figura es una figura política interesante de cara al futuro. Ojo con él en el 2026, dirán desde las toldas ubicadas a la derecha.

Mientras los grupos ciudadanos no se tomen la política o nos tomemos la política con la seriedad que esta requiere, seguirán llegando a las urnas en la ultima elección imágenes de lo que queremos y no de lo que debemos elegir; por eso es importante que hagamos fuerza para que los candidatos se acerquen a otros medios ciudadanos, a otro tipo de escenarios sociales en donde los señores de abolengo y apellidos – citando al Carlos Mauricio (CM) supongo – con agenda política y lejanos a la vida real del ciudadano de a pie no ejerzan su patriarcado y su “deber ser” a través de la violencia simbólica que viene en sus palabras, que salgan de su zona de confort y de los medios de sus cuadros políticos, aquí en los juanetes los seguimos esperando.

Fuera de la columna.

Para los que están pendientes, me admitieron la tutela contra el edificio, ahí vamos!

Zoociólogo (zootecnista + Sociólogo) papá de SGE, esposo de Natalia, lector de cuentos para 😴 Padawan de phd en Estudios Sociales. estoy en @biodiversoscol

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