Mi nombre es Jairo Hernán González, soy bogotano y estoy casado con una mujer maravillosa de origen Santandereano, tenemos un hijo increíble de 34 meses de edad y yo venía empaquetado con un labrador negro que hoy tiene casi 12 años. En el año 2018 fruto del esfuerzo de varios años de trabajo logramos comprar un apartamento en un conjunto residencial privado al norte de la ciudad de Bogotá. En el año 2019 en la asamblea de copropietarios tuvimos que interponer una acción de tutela debido a la prohibición de uso del parque por parte de la asamblea a quienes tenemos perro. Porque el parque era para los niños. Ganamos la tutela y también algunos detractores, pero podemos ir con el perro y con nuestro hijo de 34 meses de edad al parque que es un espacio público y podemos disfrutar de el, porque disfrutar del espacio público es un derecho que tenemos los colombianos.
El pasado 30 de septiembre la administración y el consejo de administración pusieron decoración de Halloween en todo el conjunto residencial incluidos tres fantasmas en el espacio público del parque que asustaron a nuestro hijo de 34 meses, hasta el punto de que El Niño no quiere salir del apartamento por el temor que le producen estos “dementores”. De manera respetuosa solicitamos a la administración que los quitaran, igual a miembros del consejo de administración y que los reubicaran en otro espacio de la copropiedad pero no en el parque que es un espacio público, ya que con esta decisión estaban afectando la salud mental y emocional de nuestro hijo.
La respuesta fue… “de malas!” “Por un niño no vamos a cambiar toda la decoración”… “tienen que explicarle” entonces de manera aireada solicitamos de nuevo el cambio aduciendo además que haríamos uso de la tutela al ver afectados los derechos fundamentales de nuestro hijo. El consejo se reunió y se pronunció de forma negativa.
Posiblemente querido lector mientras usted lee estas líneas yo estoy camino a los juzgados de palo quemado para interponer otra acción de tutela en contra de la copropiedad de la que hago parte. También puede pensar que la tutela debe usarse para otro tipo de asuntos que afecten a los derechos fundamentales, como un incumplimiento de la EPS en un tratamiento medico o el reconocimiento del estatuto de la oposición. La salud mental y el libre desarrollo de la personalidad son derechos de los niños, de mi hijo y de cualquiera de ustedes, todos tenemos esos derechos.
Vivimos en un país en el que la gente pasa por encima de los derechos de los demás y no les importa, un país indolente que no se preocupa por el bienestar de los niños desde el alimento hasta el derecho a crecer en un ambiente sano. Una sociedad rencorosa que se ufana de igualdad y participación pasándole por encima a los niños, a las mujeres, a los ancianos, a los pobres, en ultimas a quien sea vulnerable.
Si luchar por los derechos de mi hijo a crecer sin estímulos que le generen aversión me hace un fantoche y un exagerado entonces soy un fantoche exagerado, pero mientras se le vulneren los derechos a cualquier colombiano estaré ahí para denunciarlo y poner mi grano de arena para que la situación se reverse.
Me demoré en escribirle al magnánimo editor en jefe porque estaba redactando la tutela que estaré interponiendo en las próximas horas y aunque eso contribuya a que los juzgados se saturen, si en un país como Colombia usted no lucha por sus derechos los pierde. No pierdan sus derechos, no negocien sus principios, no se dejen de las mayorías y resistan, ya sea por unos dementores que asustan a un Niño de 34 meses o por la vida de los líderes sociales. Mi hijo y cualquiera de nosotros puede cambiar este país si crece con las condiciones que garanticen el pleno goce de sus derechos y todos son igual de importantes. Sino los respetamos y no luchamos por ellos, Colombia no tendrá futuro, el sistema contamina y daña la mente de los niños y a la gente no le importa, les pasan por encima de sus derechos y a la gente no le importa, matan a sus papás y hasta hace muy poco les negaban el derecho a ser adoptados por parejas del mismo sexo y a nadie le importa. Pues mis amigos a mi me importa y como nunca dijo Voltaire. “Puede que este en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” Evelyn Beatrice Hall
Les estaré contando.
Un abrazo.