La lluvia es nuestra,
las piedras, los ladridos,
amanecer diferente al resto,
ser parte del resto,
vestirnos de otra cosa
por amor y por error,
casarnos cada noche,
las calles, una a una,
han sido nuestras.
–
Esta sensación de llegar
tan propia del mar
y esta manía tan
lunática de desaparecer,
como tocar y perderse
a la vez,
–
Y sin duda
nos perdimos en
las pequeñas cosas.
–
La lluvia te prende
cada célula rota,
y aprendí a ser parte
de ese espectáculo,
supe elegir al viento
rozando tu espalda
por amor y por error,
tocando cada sentido
expuesto a la luz.
–
La lluvia siempre fue
nuestro puente.
–
Y hoy lo sigue siendo
aunque sea yo quien
lo cruce solo.