Cansada, cuando al fin puedo dormir,
la dolorosa hora de la despedida
se rebela y deja de ser partida
porque en sueños te vuelvo a sentir.
Si a mis noches no vienes podría morir,
y la muerte sería una tumba de asfalto,
pero alegre estalla en mi oído tu canto
y puedo amar otra vez tu mirada y tu risa
que apaciguan mis tristezas como la brisa
llevándose entre sus alas mi espanto.