¡Maldita Corrección Política!

Políticamente incorrectos es el término que muchas personas han decidido utilizar como cualidad o atributo para decir que hacen un pleno uso de su derecho a la libertad de expresión sin importar a quien puedan ofender e incluso hacer daño. Personas que se autodenominan irreverentes y así justifican el hecho de que les importa un carajo la vida y el bienestar de los demás. La irreverencia pasa a ser, entonces, un sinónimo de irresponsabilidad. A modo de ejemplo, un par de tweets:   

La columna de la que hablan es el adefesio – nada extraño – del columnista “sin techo” haciendo referencias burdas a la noticia reciente de la despenalización del suicidio medicamente asistido y el cansancio generalizado por la campaña electoral pero con descripciones alusivas a la pérdida del sentido de vida y el suicidio en el marco de salud mental, asunto que es un problema de salud pública y que nos tiene hoy en una crisis muy seria, que además – porque nunca quedan contentos con una columna llena de sandeces – promovió su lectura con su respectivo título en un numeral que también promueve el suicidio. Brillante el señoro irreverente, un hombre con todas las posibilidades de acceso a servicios de salud mental de alta calidad en un país en ese sentido precarizado, siendo políticamente incorrecto en pleno ejercicio de su derecho a la libertad de expresión. Y que por supuesto, al recibir las innumerables críticas al respecto, se disculpa de la siguiente manera:

Un tweet que se puede traducir más o menos así: me doy cuenta de que ofendí, pero no me importa porque los del problema son ustedes que no me leen y no me entienden. Que pena ahí, es libertad de expresión. XoXo.

Obviamente semejante disculpa elaborada y condescendiente no satisface porque el daño ya estaba hecho. Existen protocolos para hablar del suicidio en medios de comunicación porque es un asunto de salud pública en el que el lenguaje importa y los medios tienen el poder para prevenirlo o promoverlo según las formas elegidas para presentarlo. Es un asunto de corresponsabilidad, pues el suicidio, así como la violencia sexual a la que hace referencia Nicolás Pineda, tiene que ver con salud mental en medio de una realidad social, no es un problema meramente individual. Por eso, la relación que hace Nicolás con la corrección política me parece fascinante.

Él equipara hablar de suicidio de manera irresponsable con culpar a las víctimas de violencia sexual por cómo van vestidas y luego dice que como eso no nos gusta, entonces mejor seamos del Opus Dei y guardemos silencio frente a: suicidio, sexo, escotes y aborto, sin que falte el “#MalditaCorrecciónPolítica!”. Es decir – obviando la relación del escote con el sexo y la violencia sexual, que es horrible -, es correcto hablar de esto de cualquier manera, sin límites ni lógicas de cuidado y por supuesto, sin derecho a réplica ni crítica, porque es libertad de expresión, pero de ellos, claro, como queda claro en el segundo tweet.

Y es fascinante porque es a lo que acude todo aquel que es cuestionado por ser irresponsable, racista, misógino, clasista, homofóbico, transfóbico o cualquier expresión discriminadora y violenta disfrazada de opinión, que cuando son señalados nos acusan de ser “políticamente correctos”, cuando precisamente son las dinámicas opresoras, violentas y discriminatorias las que han sido políticamente correctas a lo largo de la historia.

Entonces se enuncian como políticamente incorrectos por seguir de forma inflexible los lineamientos gramaticales de la RAE para no incluir en el lenguaje a quienes no se identifican con el binarismo él-ella. Irreverentes fieles a la institución que se cree con el derecho de gobernar el lenguaje e incluye una enfermedad de transmisión sexual como insulto, pero se niega a nombrar a las mujeres, personas trans y no binarias.

Irreverentes por decir que las mujeres tenemos que cumplir el mandato celestial de la maternidad y quedarnos en casa. Irreverentes por decir que las personas afro no están preparadas para asumir posiciones de poder. Irreverentes por hacer pasar el bullying por humor. Irreverentes por promover el suicidio sin vergüenza y burlarse de quienes han sufrido una pérdida por esta causa. Irreverentes por no tomar en cuenta al otro. Tan irreverentes que lo que dan es pesar.

La irreverencia, lo políticamente incorrecto es lo que va en contra del status quo, que le falta el respeto, le da la vuelta, lo confronta, lo quiebra, lo deconstruye y lo vuelve a construir. Quienes luchan por mantener el sistema que los privilegia, por sostener ese status quo, no son irreverentes, son seres políticamente correctos que sienten su privilegio amenazado y creen que se les va a acabar el mundo si cuestionamos su derecho a dañar, pero gritan “generación de cristal” cada vez que alguien tiene el atrevimiento de pedir respeto.

En una sociedad depredadora de todo lo que respire y se mueva, ser irreverente es apostarle al cuidado y eso implica cuestionarse y a veces censurarse o en su defecto, hacerse cargo de las críticas recibidas, lo que significa asumirlas sin culpar a quien cuestiona, porque si a usted le da miedo hablar porque lo pueden señalar de racista, misógino u homofóbico, es porque algo de eso hay en usted, no traslade el problema a los demás, sea responsable.

No, no se puede hablar de suicidio ni de violencia, ni de los demás de cualquier manera, y la razón es simple: las palabras matan y matar, en nuestra sociedad irresponsable y alienada a intereses particulares, es considerado políticamente correcto. 

💚Psicóloga Feminista (Ella/She/Her) 🤍Terapia de Duelo por Fallecimiento 💜Acompañamiento en Violencia Basada en Género

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