Se murió sin mañanas. Titular de las sobras.
Sonajero de sombras y mundos.
Se quedó en las tinieblas y vibrando
en lo complejo de verse en el después.

Amor, no te vayas, no ves que de la fuerza
me queda un hilo y mi abuela
me enseñó a pegar botones
en camisas dañadas. Ya no tengo obras.

Se bebió los ronquidos para hacerse alas.
Se prende y se apaga como se ruega y se
llora.
Volverá al amanecer
aunque sólo le quede uno. Una bala.

Amor ¿Me extrañas? Que de los brazos
me quedan los abrazos y contigo
aprendí que inundan tanto
como cuando llueve 5 horas
sin descanso en mi pueblo.

No sirve para el cielo. Un rayo.
Sirve para verse en la tostada cada mañana.
Sirve para los desayunos de tuertos.
Sirve para vestirse de negro.
Amor, volví a trotar de madrugada.
Volví a las hormigas.
Volví a las sábanas de papel.
Amor, sé que hablas
Con los grillos que he perdido.

Ingeniero y poeta Juniorista San Juan del Cesar, Colombia

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