Mucho se ha hablado en las recientes semanas de la elección del rector de la Universidad Nacional de Colombia y del papel de cada uno de los consejeros que forman parte del CSU. Los análisis arrancan en la estadística, pasan por la ética, la capacidad de negociación, las acciones jurídico legales y llegan incluso a establecerse en el cómo funciona la estructura de poder dentro de la universidad. Yo mismo incluso, he dicho en repetidas ocasiones que hay que estar atentos al contexto porque abril será un mes de movilizaciones sociales de grupos organizados – o atizados- alrededor de una constituyente y que de esto tan bueno no dan tanto, es decir hasta teorías de la conspiración han salido a relucir allí.
En esta columna no me voy a referir a la teoría conspirativa y tampoco a describir cómo suponemos que fue el proceso, porque como decía mi mamá: “no hay que llorar sobre la leche derramada”. Sin embargo, hay que ver todo el contexto y es cuando menos, interesante leer – si quiere también, analizar- la postura política de cada uno de los comunicados que se han producido alrededor de la coyuntura. Anoche se produjo un comunicado de los exrectores de la universidad en el que palabras más o menos estaban invitando a el diálogo y a la construcción y a evitar las vías de hecho y las confrontaciones, así como, a no caer en desobediencias que no llevan a ningún lado. Pueden leer el comunicado aquí: (https://x.com/UNALOficial/status/1775685416924115255?t=kzaeKkWNOiuHJzOGCqbJXg&s=08)
Estos pronunciamientos (los de todo el mundo) se producen por varios motivos: 1. Porque gracias a la inmediatez de las redes sociales la información – al igual que la desinformación- se hacen masivas. 2. Porque al ser masivas y recurriendo a lo planteado por Byung-Chul Han, el capitalismo informático o el capitalismo de la información, tiene sus bases en la comunicación y las redes; allí los sujetos nos creemos libres y auténticos -si usted es de los de IG o Tik tok incluso se llega a creer creativo- porque el sujeto “Se produce y se realiza a sí mismo”. 3. Porque se supone que este gobierno está con el movimiento estudiantil y lo respalda, ¿habrá algún dejo de miedillo en todos esos pronunciamientos?
Hace 20 años cuando como estudiante viví lo que viven hoy los estudiantes de la UN (algunos de ellos estudiantes míos) con la elección como Rector de Marco Palacios, impuesto en por el CSU en función de los intereses del expresidente Uribe; la gente no se enteró a la misma velocidad en la que esta vez voló la información. Las redes sociales permiten a través de esa misma inmediatez generar la indignación suficiente y que este sentimiento se mantenga en una ola tan larga que se haga viral y sea tendencia… por dos o tres días.
Estas misma redes sociales pueden convertirse en un repertorio de confrontación en medio de una acción colectiva – a lo que me tengo que referir a continuación para ser más claro – y a eso, las viejas estructuras sociales que están en el poder o que han estado en el “establecimiento” no le están prestando la suficiente atención.
Como zoociologo amo profundamente a Bourdieu (como todos) pero Tilly cambió mi vida, sobre todo cuando lo junté con David Harvey y Neil Smith. Charles Tilly era (1929-2008) un politólogo, historiador y – pero todo- sociólogo norteamericano que investigó y generó gran cantidad de conocimiento que permite comprender los escenarios de conflictos sociales y contiendas políticas. Entre otras muchas aportaciones sociológicas, Tilly contribuyó con su investigación a dilucidar cómo los movimientos de base social organizados en diferentes formas de acción colectiva, podían influir en el desarrollo y el curso de la historia a través de sus repertorios de acción colectiva y sus formas de organización. De hecho su teoría de la acción colectiva, está orientada a sus dos preocupaciones fundamentales: 1. A que los sistemas políticos estuvieran orientados a la garantía de derechos de los más débiles y 2. A la defensa de los derechos de los ciudadanos.
La definición de acción colectiva que se adoptará en esta columna está basada en la teoría de movilización de recursos, desarrollada entre otros por John Mc Carthy y Zald Mayer (1977), J. Craig Jenkins (1983), Anthony Obershall (1987) y Charles Tilly (1978). En esta teoría las acciones colectivas – y los movimientos sociales – son organizaciones constituidas que se mueven dentro del contexto del mercado en donde los recursos siempre están en disputa y son limitados. De esta manera los procesos sociales y las organizaciones se apropian de los recursos, los controlan y canalizan para generar cambios estructurales en la sociedad. Sin embargo, para no mercantilizar la educación, entenderemos a los recursos como el futuro de la educación pública en Colombia y el derecho fundamental a la educación.
Sabiendo entonces que, los recursos (el futuro de la educación pública en Colombia y el derecho fundamental a la educación) están en disputa y son limitados, lo más lógico es que alrededor de esta problemática se establezca una acción colectiva que dispute en el campo político el acceso y la democratización de los mismos, así como, su derecho a generar gobernanza representativa en la institucionalidad universitaria. Con la declaratoria de Paro indefinido, hecha por los estudiantes hace unas horas esa disputa ya empezó. El problema creo yo (viene una crítica constructiva si se quiere) radica en los repertorios de acción colectiva.
Los repertorios de acción colectiva o los repertorios de confrontación política, son básicamente un conjunto limitado de rutinas aprendidas y de creaciones culturales que no son el resultado de la propaganda política sino que toman forma en la lucha (como los memes en los que tenían el gusto de participar en las declaratorias de paro de cada faculta, las movilizaciones y los bloqueos). El problema está precisamente en las formas de lucha; uno de mis profesores favoritos de la UN y de todo el mundo, hace un par de días criticaba las formas de lucha cuando decía que hacer paro para irse a la casa no es hacer paro, en lo que tiene toda la razón. Se requiere organización y dedicación para asumir el compromiso de luchar por una asamblea constituyente universitaria y estamos en frente – posiblemente- de una de las generaciones más apáticas hacia temas políticos que desarrollan actualmente su vida universitaria.
Hay que mantener la fe, la confianza y creer en el futuro que desean construir los estudiantes, ¿lograran realizar cambios? ¿estarán como fichas en un tablero de ajedrez más grande? No lo sé… Amanecerá y veremos.
Fuera de la columna:
Uno de los otros campos en donde también se está disputando el poder es en la reforma a la salud. El martes y el miércoles de esta semana el ejecutivo salió a decirle a la clase política “yo la tengo más grande!!” la capacidad de intervenir a las EPS, obviamente, pero también se van a debatir la reforma pensional y la laboral. ¿lo de las EPS sería un mensaje para los dueños de las AFP?