El fin de semana pasado, las redes sociales enardecieron -Una vez más- por un comentario que hizo un congresista del Centro Democrático sobre un trino que le hurgó a Alejandro Gaviria en su cuenta de twitter y que data de una respuesta que el Rector de la Universidad de los Andes, hiciera a otro usuario de twitter en 2020, sobre que “Eso de la raza paisa siempre me ha parecido chistoso, O mejor, entre ridículo y peligroso” citando las propias palabras del Rector. Quien suena desde hace como un año para candidato a la presidencia, pero que se mantiene – aún cuando menos- en la rectoría. Esto puede cambiar en un mes, o antes.
El tristemente celebre representante a la cámara Juan Espinel dijo : “Parece un chiste pero no, esto piensa Alejandro Gaviria de la raza paisa. Por mi parte estoy muy orgulloso de mis raíces paisas, de lo que somos, representamos y hemos logrado, somos pujanza, resiliencia y tenacidad!“. Sobre la afirmación dos cosas: 1)Tiene que estar uno muy desocupado para ponerse a buscar en el TL de otra persona, qué ha dicho o no, sobre algún tema, a menos que lo qué se esté buscando es atentar contra su nombre o mostrar sus incoherencias.
Gracias al universo – ateos por acá también, lo siento- existen personas como Felix de Bedout que nos acostumbraron al #SiempreHayUnTrino y cada tanto nos muestran las incoherencias de nuestra clase política –Casi a diario con Hassan Nassar-. Pero es que, Felix es periodista y su trabajo –les guste o no- es informar. En cambio el trabajo del representante Espinel es otro y debería estar avocado a el, para eso le pagamos, ¿no?. 2) Habla muy mal del nivel de preparación y conocimiento del mentado representante sobre categorías básicas de taxonomía animal que ve uno en el colegio en biología, ya que, venir a confundir una característica genética con una forma de expresión cultural no es que quede muy bien. Pero no debe extrañarnos porque de pronto a ellos los hizo dios.
Supongamos que el Representante Espinel está en lo cierto y la paisa es una raza diferente. Hace cientos de miles de años cuando el Homo sapiens apareció en la basta estepa africana, no era el único primate de la especie homo. Había allí otras sub-especies; estuvieron el homo habilis, el Homo Erectus, el Homo Sapiens Idaltu, el homo ergaster y otro montón de primates que evolucionaron – o no- en los humanos anatómicamente modernos que conocemos hoy. Sin embargo, por un designio divino –tal vez fue dios- el Homo paisus, nunca pisó el áfrica, sino que apareció directamente en lo que después se conocería como el departamento de Antioquia.
Sí el párrafo anterior le pareció ridículo, ese era el objetivo, un rasgo cultural mediado por un sin número de subjetividades no define una raza. Porque la idea de raza o mejor su concepto es completamente biológico y genético. Una raza es un concepto traído desde la biología y que describe a un grupo de personas o animales que comparten características físicas o tienen información genética común que se mantiene. Por tanto, la raza que comparte características físicas y genéticas comunes es –nos caigan bien o no- la raza humana.
Sí, los humanos son una raza, y somos una raza básicamente porque venimos o evolucionamos de la única subespecie que tuvo a bien, acabar con todas las demás subespecies que coexistieron con ella. El homo sapiens, tal y como lo plantea Harari, pudo ser el primer genocida de la historia de la humanidad, porque por la vía de la violencia acabó con las demás subespecies homo que compartían territorio y recursos con él.
Y ahí si ya tenemos algo en común y que particularmente por estas tierras colombianas resulta demasiado cercano o vivido con el homo sapiens y son esas ganas de acumular y acaparar tierra y recursos, así que, si somos una raza diferente y no voy a decir los paisas sino los colombianos. Nuestra cercanía genética con el Homo Sapiens sigue estando casi a flor de piel. Básicamente porque la costumbre del genocidio parece estar en la genética de algunos adelantados, puestos aquí por designio divino y con tintes supremacistas.
Ahora, resulta paradójico eso de… “mis raíces paisas, de lo que somos, representamos y hemos logrado, somos pujanza, resiliencia y tenacidad” porque bajo la lectura anterior, pareciera que el representante –generalizando además- mete en la misma colada del “Supremacismo Paisa” a todos aquellos coterráneos antioqueños así compartan o no la idea supremacista. Ante lo cual, nuestro editor en jefe, que no representa a esa supremacía emigró a tierras atlanticenses porque es, según su cuenta de Twitter un paisa que se vara muy seguido. Mejor dicho los que no somos paisas no somos pujantes, resilientes y tenaces sino seres mundanos y normales a quienes el supremacismo no escogió o la divina providencia no bendijo con el nacimiento en las montañas del nordeste antioqueño.
Este es un pensamiento populista que tiene arraigo y eco en el regionalismo que más que identificar a Colombia la divide. Por fuera somos todos colombianos, pero dentro del país o fuera de el, al encontrarnos con coterráneos aparecen otras categorías que más que un distintivo de regional terminan siendo un epíteto discriminatorio e incluso un insulto. Acá estamos llenos de Paisas, Rolos, Costeños, Boyacos utilizado de forma despectiva porque el gentilicio es Boyacense, llaneros, vallunos, pastusos, patojos y todos los que se le vengan a la cabeza. Solo somos colombianos cuando juega la selección y siempre y cuando no la embarre un costeño, un paisa o un guajiro (porque no hay Rolos, esos son malos todos) y cada uno en su región se cree superior al otro, más “avispado”, más “avión”, más resiliente o más pujante que el otro. Dejando esa otredad a un segundo plano y halando solo para nuestra región o nuestra raza.
Esa misma idea de la raza superior fue la que llevó a Adolf Hitler a cometer el holocausto, en el que murieron casi 6 millones de judíos europeos y que derivó a la postre en otro genocidio contra el pueblo sirio. Solo esto es la muestra perfecta de que el nacionalismo y el supremacismo venga de donde venga solo trae destrucción y muerte. En mi humilde opinión, de haber una comunidad o una persona que promueva nacionalismos, antisemitismos, y supremacías raciales, si pertenece a otra raza, pero a una plagada de imbéciles.
Por fuera de la columna.
Esta opinión no va en contra de la pujanza de los paisas, se varen o no como nuestro editor en jefe, son en su mayoría, como nuestro editor en jefe, grandes seres humanos y colombianos maravillosos que están por fuera de esa categoría de imbéciles en la que se agrupa solito el representante. Los quiero paisas aunque sean hinchas del nacional o del poderoso.