Me miraste como si fuera verdad
y fue la primera tarde de mi vida.
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Lo de la voz de tu luz sobre mis hombros,
el ruido en los huesos,
el norte claro y honesto, la risa sonrisa,
fueron milagros de un amor
que se dijo todo desde el minuto cero.
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Como si yo fuera verdad.
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Fui terco con la idea de no perderme
hasta que di con tu espalda,
me enamoré del rojo en la piel
y de las manos buscándose
mientras íbamos en taxi,
como si tú fueras verdad,
de los errores y las llamadas,
del calor y la terraza,
de los viajes y la torpeza,
del poco baile y la tristeza.
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Ya no recuerdo, recuerdo mal,
casi recuerdo, recuerdo poco,
mas me alcanza para el siguiente engaño.
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Me miraste
como si fuera verdad,
como si fuera verdad,
como si fuera verdad.
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Y es lo único que me repito.