¿Qué entendemos por Indignado? Aquel ser humano que está muy enfadado por algo que considera injusto, ofensivo e incluso criminal y/o que atenta contra su dignidad. Cuando los indignados son muchos se organizan y de ellos salen movimientos de acción colectiva como el 15-M en donde 40 gatos convencieron de forma pacífica a una gran cantidad de gente, a protestar por lo que ellos consideraron que estaba mal y así nació el Podemos, un partido político español que ha participado con muy buenos resultados en algunas elecciones. Hay otros casos, allá mismo -donde se juega la liga española-, con el movimiento independentista Catalán o aquí más cerca con las madres de la plaza de mayo; hacía arriba con los padres de ayotzinapa y sus 43 hijos desaparecidos, las madres victimas de los crímenes de estado mal llamados falsos positivos y recientemente los protagonistas del estallido social colombiano representados en la comunidad indígena Misak y los jóvenes de la primera línea.
Lo bonito de estos movimientos de indignados que viran hacía la acción colectiva de algo, es precisamente el sentido de pertenencia que tienen por ese algo o la necesidad extrema de mostrar sus descontento con las cosas que pasan en el mundo.
Ahora bien, pasamos de los movimientos de indignados arriba señalados y que pueden ser ejemplares para el mundo a nuestra Colombianidad indignándose por otras cosas. Por ejemplo, hace unos años hubo unos ataques en Francia por parte de un grupo armado/sectario/religioso/terrorista/político en un teatro en varios puntos de París que cobró la vida de 130 personas inocentes -hubieran podido ser más pero unos traquetos colombianos fueron héroes y evitaron otra tragedia en un restaurante, pura gente de bien- .
Ante semejante tragedia, por redes sociales la gente mostró su descontento poniendo la bandera de Francia como marca de agua en las fotos de perfil, y hubo trinos y retruécanos por todos lados. El resultado, esto se volvió parte del paisaje subjetivo de las redes sociales. Y eventualmente se repitió como muestra de indignación y subjetividad – colectiva o individual- de quien estuviese “delicado” por decirlo coloquialmente.
Nos indignamos por indignarnos, nada más. Nos indignamos porque tenemos dos ciudades diferentes en una sola Bogotá, dos países diferentes en una sola Colombia y el mejor plan de vacunación del mundo sin vacunas y tenemos razón en estar indignados, porque nos están vendiendo una realidad que no es la nuestra. Ejemplo la alcaldesa de Bogotá llego como la esperanza alternativa y lentamente se ha ido diluyendo en un autoritarismo desmedido en medio de la peor crisis social que haya vivido el país y no solo por el Covid sino por el paro que ya completa 50 días. Ella tuvo una epifanía y luego de un par de días se le olvidó y volvió a su antigua realidad.
Hay unos peores, los que se indignan por los avances en la legislación Colombiana frente a los derechos humanos, a la igualdad, a los principios de equidad o frente a lo que sea; cuando aprobaron la adopción igualitaria en Colombia, sectores religiosos como la Procuraduría y el Centro democrático, se indignaron porque ahora parejas del mismo sexo, que tiene los mismos derechos de todos ante la constitución, pueden adoptar niños que biológicamente no son hijos suyos; también se indignan cuando alguien sugiere hacer cumplir la constitución y los derechos humanos.
La indignación, al final, no es mas que una muestra de subjetividad del ser de cada uno. Estos últimos días el presidente se indignó porque le quitaron la Copa América y él esperaba poder hacerla para subir sus -casi desaparecidos- niveles de popularidad y que a punta de pan y circo se nos olvidaran las necesidades.
Hace un tiempo le dije al ilustre editor de este medio alternativo que debemos tener temas de conversación ligera porque él solo me habla de Lacan y Foucault y su efecto en las salchipapas, en este sentido me ha parecido muy a lugar la indignación del CM de los Juanetes con el tristemente celebre capitán de la selección Colombia, James Rodríguez. Voy a tratar de elaborar un poco, el porqué James y sus adeptos al fútbol – siendo yo hincha de la selección- están indignados por la sacada de taquito (ahí esta una muestra del uso del argot popular) del capitán para estos partidos.
Taylor y Bogdan (2010) plantean que la subjetividad se expresa por medio de ciertas narrativas en las que los sujetos (James y su combo) descubren paulatinamente su posición, en un determinado momento frente a algo que los está afectando. En este caso la exclusión del jugador del campeonato y de la eliminatoria por dos razones. La primera, no es un jugador regular y viene sufriendo muchas lesiones y la segunda, porque como dijo Iván Mejía hace unos días, se dice que fue quien armó el cajón tallado en fina madera y a la medida al técnico anterior. (supongo que por eso el CM le dice de cariño el Ebanista).
En este caso, la subjetividad de James y su combo -los que lo defienden porque son hinchas y fanáticos del jugador y el deporte- desemboca en lo irrepetible, en cosas únicas y/o excepcionales que no necesariamente son positivas. Su subjetividad nos mostró su Ego. Nos mostró su conciencia y su valoración de sí mismo. Coloquialmente nos mostró su arrogancia y su soberbia, se mostró como un ególatra y como un egocéntrico. Puede que el fútbol en Colombia fuera uno antes y otro después del mundial del 2014, pero la realidad – ahí si rescatando las charlas de Lacan del editor- está por fuera del imaginario del jugador, él no concibe la realidad como la vemos los colombianos del común, porque su vida no es común, su talento le permite vivir en un mundo que es inaccesible para muchos seres humanos, pero pudiendo él ser parte de dos realidades prefiere la alterna, en la que las cosas del mundo no lo afectan porque no pasa hambre ni necesidades y su mayor preocupación es si se va a quedar sentado o no, ganando dinero por ir a sentarse.
Otros deportistas se han mostrado a favor del paro, la bicicrosista bogotána Paola Parra y el campeón de artes marciales mixtas que exhibió la bandera de manera inversa (como muestra de subjetividad) incluso el mismo Falcao García se pronunció al respecto. En el caso de James, su desconexión de la realidad a causa de su subjetividad no es más que otra muestra de inequidad social, ya lo decía nuestro valioso CM de los Juanetes, si ese muchacho no tuviera su talento, probablemente también estaría en paro, la decisión de cual realidad vivir y de que imaginario social adoptar, si depende del contexto en el que habitamos, pero también hace parte de ese sentido de empatía por el país y su situación que en este momento el muchacho al que le faltaron al respeto, no tiene por un país que él tampoco está respetando. Y si el CM tiene razón, perdónanos Zidane por haber dudado de ti.