El delito de aborto, el delito de ser mujer

¿Se leyeron el informe sobre la Criminalización del Aborto en Colombia? (1) ¿No? Pues deberían, porque está muy interesante. Sus resultados dan pie a muchas discusiones, pero hay una gran conclusión: Colombia es un Estado Patriarcal y como tal, odia a las mujeres y no duda en demostrarlo.

El informe analiza los casi 400 casos que se llevan a la justicia cada año por abortos y muestra que las niñas, adolescentes y adultas en condición de vulnerabilidad no solo están en mayor riesgo de morir por abortos clandestinos, sino que, además, son las más criminalizadas por abortar, especialmente entre los 14 y 17 años. Adicionalmente, con la investigación hicieron evidente de que las mujeres somos excluidas de esa cosa que llaman JUSTICIA, ya que según los resultados las condenas a mujeres por aborto representan un 7.6% de los casos, pero para violencia intrafamiliar solo 1.14% y para acceso carnal violento un 3.38%.

Pero vamos más allá. Colombia no invierte en prevención, aquí preferimos adefesios como la cadena perpetua para violadores antes de la educación sexual desde la primera infancia. Como consecuencia, encontramos que el 29.11% de las mujeres indiciadas por aborto han sido víctimas de algún delito y el 42% tiene un historial de victimización previa: el 8% por delitos sexuales, el 12% por violencia intrafamiliar y 10% por lesiones personales. Es decir, nos golpean, nos violan, nos acosan, nos matan, pero somos nosotras las que resultamos condenadas.

Lo más grave es que todo esto no es por abortar, es por ser mujeres. No es posible que se nieguen a enseñarle a una niña en sus primeros años como se llaman las partes de su cuerpo y cuales son las que nadie, por ningún motivo, puede tocar sin su consentimiento, así como que hay secretos que no se deben guardar porque nos hacen daño (¿si saben que la mayoría de los agresores sexuales son de la familia y su estrategia de manipulación parte de “es un secreto entre nosotros”?). O que no se le explique a una adolescente como funciona su cuerpo, su ciclo menstrual, como funciona el sexo, como puede protegerse de enfermedades y evitar embarazos, que puede tener un proyecto de vida más allá de la maternidad. O que las mujeres nos encontremos en pleno siglo XXI con infinitas barreras para acceder a métodos anticonceptivos adecuados para cada una de nosotras, porque incluso todavía hay médicos que piden el consentimiento del papá o el esposo para utilizar métodos definitivos e irreversibles.

No es posible que todo eso ocurra y que además nos condenen más a nosotras por abortar que a los agresores sexuales. No es posible que se nos imponga como destinos posibles una maternidad no deseada o la cárcel.  

La sexualidad de la mujer no puede seguir siendo satanizada. Tenemos derecho a la información, a recibir educación, a planificar, a elegir si queremos o no reproducirnos, a que no nos violenten y a disfrutar de nuestra sexualidad. Tenemos derecho a la atención en salud sin prejuicios y al secreto profesional (el 75% de los casos que llegan a fiscalía por aborto, fueron reportados por profesionales de la salud a los que acudimos las mujeres a pedir ayuda para preservar nuestra salud después de practicarnos un aborto). Tenemos derechos, pero solo nos dan condenas.

La penalización del aborto es la penalización de nuestra sexualidad. Aquí no hay intención de cuidar y salvar ninguna vida, sino de condenarnos por tener sexo y sentir placer. La penalización del aborto es la penalización de la mujer que siente, piensa, disfruta, sueña y tiene ambiciones, más nada.

💚Psicóloga Feminista (Ella/She/Her) 🤍Terapia de Duelo por Fallecimiento 💜Acompañamiento en Violencia Basada en Género

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