Ya no estás
y de estar, no te diría nada
porque, aunque sé,
nunca aprendí
y es la diferencia
entre vida y vida.
–
Sé todo esto
porque estuviste
y nunca lo dije,
tampoco he cambiado
mucho: sigo durmiendo
dentro de mi corazón.
–
La muerte es una ventana
donde ya no sonarán
las piedrecitas
y de sonar, la romperían.
–
Nunca sé quién
sueña a quién
y tampoco comprendo
lo que significa
después si tienes
memoria.
–
Solo sé,
que ya no vale
la pena esta voz
paseando un andén
donde ya no se
sienta nadie.