Me adolece todo este rollo
de la inseguridad.
La del alma.
No saber si está en un pocillo
o se encuentra vertida
de lleno en tus ojos,
en algún destello con suerte,
supe que mi hogar estaba
dondequiera tú estabas,
pero ahora, por ahora,
desconozco todo destino
en este baño de incertidumbre
que me tiene a medias.
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Al fin y al cabo, de quién soy
sino del vidrio, ¿no es así?
ese que se quiebra.
pero qué deseos de verme
completo. de serlo todo.
de brindar por tu delirio
siendo tu hierba, tu ron,
tu sal, tu verde,
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¡Tonterías de enfermo!
yo también soñé más
de lo que podías.
