Qué sueña el méndigo
tirado en la acera
a las 11am con el sol
asando sus costillas
y con la cara de tan
profundamente estar involucrado
en el más calmo
y hermoso sueño
tanto, que de verdad
me sacude la envidia.
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A quién le grita ‘Hijueputa’
con tanta necesidad y urgencia
el chófer del bus,
mientras recibe dinero.
Hay un viejito en la esquina
que abre un aguardiente
brindando consigo, conmigo
y sus bestias
y levanta sus manos
como bautizando la mañana.
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Por qué el de la moto sin casco
acecha a una niña de 15
y porque la niña de 15
tiene un niñito en sus brazos,
sin zapatos y llorando.
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Por qué hay afiches sonrientes
con la misma cara
viendo cómo se caen a pedazos
las almas de aquellos acostumbrados
a mirar el piso.
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Quién no erra
en este mundo errado,
quién es el que escapa
virgen de la miseria
si está a la mano,
en cuál acera hay
esperanza,
cómo es que mienten
todo el tiempo
y cómo es que con el tiempo
se mienten todos
mirándose a la cara,
y nunca pasa nada.
en realidad, esta realidad es una
insoportable sorpresa cada segundo
y cómo es que son capaces
de seguir con sus vidas promedios
con la tranquilidad
de los dueños del mundo.
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Yo mientras tanto
sigo envidiando al méndigo
y a su sueño profundo.