Van Dos Veces Que Me Encuentro Al Ejército Hoy…

Solo Que Ninguna Fue El Del País.

Corría el año del señor del 2008, un jueves de octubre, por la tardecita… inmerso en la seguridad democrática, en el país del sagrado corazón, un grupo de pequeños productores campesinos se encontraban con un zootecnista foráneo, traído de Bogotá́, desempacadito de la nevera, quien llegó a Cubará en el departamento Boyacá́ vía aérea escala en Saravena y de ahí́ en un recorrido de 45 minutos en carro a Cubará. Una de las primeras indicaciones que le fue impartida al zootecnista protagonista de la historia, a quien de ahora en adelante denominaremos, gracias a la comunidad, “el ingeniero” fue: ¡Pilas con los actores del conflicto!

Para contextualizarnos, los actores del conflicto están presentes, como se diría en el argot militar, en todos los flancos; los cariñosamente llamados elenos habitan las montañas del corregimiento de Samoré, en el municipio de Toledo del departamento de Norte de Santander, donde está ubicado el pozo Gibraltar de la Empresa Colombiana de petróleos que es fuertemente custodiado, según las palabras de un General, por el Glorioso ejército Nacional con los soldados de tierra y aire porque el mar no es cercano.

Van dos actores del conflicto armado vistos hasta el momento, pero por otro de los flancos en las montañas de Cubará y en la frontera con Venezuela se ubicaban los conocidos como cuatro letras, usados como caballitos de batalla por algún presidente y denominados por este mismo como “los terroristas de la far”. Pero falta un término en la ecuación: como en este país del sagrado corazón ya no hay ejércitos de Autodefensa, el cuarto y último grupo armado es un grupo emergente de bandas criminales conocido como “Las Águilas Negras”, pero que no son más que el mismo grupo de autodefensas que existía antes con una nueva razón social; aunque el gobierno insista que ya no existen, son como las brujas, se dice que no existen pero que las hay, las hay!

Y para continuar con esta historia volvamos nuevamente a ese jueves de octubre por la tardecita… corría el año 2008, un jueves de octubre, por la tardecita, nuevamente inmerso en la seguridad democrática, en el país del sagrado corazón un grupo de pequeños productores campesinos se encontraban con un zootecnista foráneo, en la vereda El Porvenir, a la que se llega por vía terrestre por el camino que conduce desde Cubará y va hacía Toledo. En el km 7, creo, se abre un ramal que conduce a la vereda, reconocida como un lugar “caliente” en todos los sentidos, pues su temperatura es cercana a los 35°C y su economía está basada en la ganadería y los cultivos de pan coger como la yuca, el limón y la coca, que podría ser ubicada como un cultivo pan coger dineros calientes del narcotráfico.

El recorrido era sencillo: visitar 6 fincas con un promedio de 1 hora y quince minutos por finca, para explicar a los dueños de las mismas la manera de hacer un muestreo simple de composición de pasturas en los potreros.  El objetivo era diagnosticar por medio del muestreo la situación alimenticia de los animales, se cumplió en gran medida. Se realizaron las primeras 3 visitas sin contratiempo y en la cuarta visita, en un potrero después de atravesar un terreno compuesto por un cultivo de yuca asociado con plátano y coca, como ya lo dijimos cultivos de pan coger, el ingeniero de esta historia levantó la cabeza y en la lontananza pero más bien cerquita divisó una cuadrilla del Glorioso Ejercito Nacional. Y acertó diciendo – ¡Miren muchachos, llegó la ley!- Uno de los asistentes dijo -tiene razón, es la ley- Nuestro inocente pero intrépido ingeniero extendió entonces un caluroso saludo.

-¡Soldados buenas días!- Los acompañantes del ingeniero se miraron y los soldados también; luego éstos se identificaron como soldados del pueblo. Si; eran soldados del ejército pero no del ejército de país. No; eran soldados del Ejército de Liberación Nacional, quienes interpelaron casi automáticamente a nuestro ingeniero pidiendo que se identificará – Buenos días ingeniero – dijeron. Luego de que éste notara que los uniformes no difieren mucho de los otros salvo en las botas y un par de distintivos, saludó y mostró sus credenciales (carnet de egresado) de UNa UNiversidad Pública cualquiera a nivel nacional. Luego explicó a los soldados que estaba realizando una visita de extensión e investigación pagado por el gobierno municipal, a lo que el líder de los elenos, replicó si había pedido permiso para estar en la vereda.

En lo del permiso… ¿Permiso?, ¿acaso el país del sagrado corazón no es un país libre?, ¿no se puede transitar por el territorio nacional libremente?, ¿tiene uno que pedir permiso para trabajar con las comunidades?, ¿hay que pedir permiso para transitar en nuestro país después del triunfo de la seguridad democrática? La respuesta es ¡¡NO!! En lo absoluto, no somos un país libre, nos reprime el estado central, no se puede transitar libremente por algunos sectores del país, toca pedir permiso para trabajar con las comunidades, no vaya y sea que queden con ideas de izquierda, o de derecha, o de centro, o simplemente se debe evitar que queden con ideas; y a la última, la seguridad democrática salvo en las grandes ciudades y en la costa a donde podemos ir en bus, no triunfó: hay pueblos del país dominados por los unos o los otros, o por los nuestros para que no entren ni los unos ni los otros, o hay pueblos donde están aliados los nuestros y los otros, para que no entren los unos, o en donde los otros mandan y no pueden entrar ni los unos, ni los nuestros. Y lo más peligroso es que hay pueblos donde los otros, o los unos se están rearmando, para atacarnos a todos.

Este análisis fue realizado por nuestro protagonista en cuestión de segundos, mientras sacaba de su canguro un cigarrillo que había comprado para los días calurosos y los mosquitos insaciables. Pero insaciables también estaban los elenos, quién sabe hace cuanto no fumaban, pues se abalanzaron como diez de los catorce incluido el comandante y con un amable… -Ingeniero me regala un cigarro- se repartieron los Belmont de Venezuela traídos de contrabando a Cubará, y como son tan baratos menos mal había comprado dos paquetes, que servirían para después.

Una vez fumados los cigarrillos y comprobados los datos, los compañeros -así se trataban entre ellos y trataron al camarada ingeniero- pidieron su opinión sobre la liberación de la Dra. Doña Ingrid, quien cabe recordar se radicó en otro país -y viene al nuestro cada cuatro años para lo de la refrendación de la superviviencia en eleciones-, en otro continente, en otra vida, en otro mundo, olvidando su compromiso el día de la operación exitosa coordinada por el glorioso Ejercito Nacional, ahí sí con los soldados de tierra mar y aire y el, hasta el momento poco untado ministro de defensa, ya que no se había alertado sobre los falsos positivos.

Nuestro ingeniero, ¡¡inteligentemente compañeros !!, dijo que venía a trabajar y que bien por Ingrid y mal por el movimiento, pero que él no era nadie para juzgar a nadie, que él solo realizaba su trabajo, a lo que los chicos de Elena replicaron que eso había sido una traición de alias “este man” (le digo así porque se me olvidó cómo se llama) a su movimiento (las farc), quien había vendido a millón de verdes a los gringos y a doña Ingrid, encimando de chévere a los tombos y los milicos. Ojo que esto se escribe textualmente tal y como fue revelado por la fuente, y no se quiere hacer sentir mal a los miembros de las fuerzas militares y policiacas que lean estas líneas.

Dos horas más tarde, y luego de haber caminado por un largo trecho, los compañeros camaradas miembros del mencionado grupo insurgente se perdieron en el horizonte dejando a nuestro ingeniero con un sentimiento de pesar y tristeza… se habían llevado los cigarrillos, pero lo bueno es que aún quedaba un paquete.

Cuarenta y cinco minutos de caminata de regreso a la vereda y aún acompañado por los miembros de la comunidad, que cabe resaltar y gracias a la divina providencia fue así, que la comunidad no lo dejó solo ni un momento, se realizó una visita más y se almorzó gallina criolla en una de las fincas; un poco tarde, pero se comió rico. De nuevo en la carretera veredal y viendo con esos ojos que esperamos sean cremados y no comidos por gusanos, nuestro ingeniero vio cómo salían tres bestias (caballos) cargadas con hoja de coca rumbo a una isla en el rio Royota, para posteriormente ser raspada.

Ya casí sobre las 6 de la tarde y con la satisfacción del deber cumplido, casi llegando a la carretera que conducía a Samoré, nuestro grupo es abordado nuevamente por una cuadrilla del ejército, pero no eran los mismos de la mañana y nuevamente, no eran los soldados de tierra, mar y aíre. Estos no se identificaron y tampoco saludaron; de entrada le dijeron al ingeniero que solo le quedaban 20 minutos para salir de la vereda, que se moviera… y preguntaron si había visto algún movimiento extraño en la vereda. Obvio el ingeniero haciendo acopio de todo ese sentimiento de tristeza y pesar por la pérdida de sus cigarros, volvió a sacar otro Belmont de Venezuela y nuevamente escuchó en estéreo la frase… -¡ingeniero me regala un cigarro!- No es justo que a un colombiano de bien se le asalte así en su buena fe, ¿acaso perdí el voto?, No creo, pero igual el candidato por que el voté no gano, pensó el ingeniero, que nuevamente vio como se fue más de medio paquete de Belmont de Venezuela, y acto seguido afirmó no haber visto nada, pues si ellos buscan hacer justicia, la nena de esa estatua tiene los ojos vendados y decirles por dónde cogieron los otros que también se le fumaron los cigarros, sería trampa.

Los señores, que estaban allí alzaron el vuelo y se perdieron con la oscuridad de la noche, (¿quedo claro que era negro?) y nuestro grupo acompañó al ingeniero a la carretera donde lo recogieron para llevarlo a su hotel.

En un mismo día me encontré dos veces con el ejército, pero ninguno era el del país. En este país consagrado al sagrado corazón de Jesús y en donde no somos libres de trabajar en algunas regiones, en donde los unos y los otros están con los nuestros y con todos, y en palabras de una reina, el uno complementa al otro, uno con otro, otro con nuestro, ellos contra nosotros y todos contra todos en sentido contrario y viceversa.

Ese mismo grupo le maneja hoy la agenda a las elecciones y a los candidatos presidenciales. Así nos sigue tocando la guerra.

Zoociólogo (zootecnista + Sociólogo) papá de SGE, esposo de Natalia, lector de cuentos para 😴 Padawan de phd en Estudios Sociales. estoy en @biodiversoscol

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