Sostenibilidad empresarial (tercera parte)

Hoy, nuevamente aprovechándome de la invitación hecha por Juan David para seguir haciendo parte de “LOS JUANETES” y de la paciencia de ustedes, nuestros lectores, voy a finalizar la trilogía de escritos sobre Sostenibilidad Empresarial.

Ya leímos sobre la necesidad o el deseo como origen y el proceso de transformación como generador de ese producto o satisfactor. Hoy vamos a escribir sobre lo qué sucede una vez el producto ha sido elaborado y llega a manos del cliente.

Antes de cruzar la puerta de salida, nuestro producto terminado pasa por una última etapa, el empaque y embalaje, estas operaciones tienen el propósito de agregar material para cubrir el producto y protegerlo en las etapas que siguen y hasta que llega a manos del consumidor final. Una vez el producto terminado cruza las puertas de salida de la empresa, es movido mediante diferentes medios y modos de transporte, pasando de mano en mano a través de un sinnúmero de intermediarios (cada uno de ellos obteniendo una ganancia por ese paso y elevando así, el precio de venta final pagado por el consumidor o usuario del producto, así que ya saben, si quieren comprar barato traten de comprar lo más cercano a la fuente como sea posible); hasta que por fin termina su viaje en manos de esta persona o grupo de personas que lo necesitan para satisfacer su necesidad o deseo y que conocemos con el nombre de consumidores finales.

Una vez recibido por el usuario final, este le retira todo el material usado como embalaje y, por su emoción y ansias de uso, también su empaque y descarta todos estos elementos, concentrando su atención en el producto, procediendo a su uso hasta su agotamiento (bien sea porque su necesidad se satisfizo, porque transgredió las características físico-químicas y/o mecánicas del producto o porque salió uno nuevo que hizo obsoleto en que se tiene) el caso es que nuestro producto da por cumplido su ciclo de vida y pasa a ser descartado.

Este descarte implica su disposición en la basura, transporte hasta el sitio de disposición final y la disposición del mismo en algún botadero, relleno sanitario, caño, río, arroyo o playa, porque ese es nuestro nivel de irracionalidad. Con esto termina el recorrido de nuestro producto, desde la idea hasta su disposición final bajo un marco de linealidad en el modelo.

Ahora bien, si has leído con detenimiento esta trilogía, habrás encontrado múltiples posibilidades u oportunidades de mejoramiento que hagan de esta cadena o modelo, algo menos generador de eventos con impactos negativos o dañinos. Esto es lo que algunos llamarían hacer “sostenible” el modelo. Por otro lado, la sostenibilidad empresarial tiene como particularidad que no existe un único concepto universalmente aceptado y además que todos estos tiene en común que son bastante ambiguos y esto ha generado un enorme problema, que hoy en día todo pretenda ser pasado por “sustentable” así en realidad no lo sea y por eso vemos como su uso indiscriminado permite titular de “sostenible” cualquier arbitrariedad, desde unas medidas de confinamiento con treinta y tantas excepciones hasta una reforma tributaria, sin que quien usa el término tan siquiera se sonroje. La sustentabilidad ha pasado a ser uno de esos términos de moda que se usan para todo,  ya que todos nos sentimos identificados con sus ideales pero no tenemos claro como alcanzarlos y por eso consideramos que todo es válido.

Ahí es donde está el desarrollo sostenible empresarial, en identificar todas las posibilidades de mejora del modelo empresarial usado (junto con sus externalidades) y pasarlas por un filtro de sostenibilidad, el cual permitirá identificar como sostenibles a aquellas que guarden una característica de armonización en la multidimensionalidad. Solamente estas oportunidades y sus respectivas estrategias, merecen ser llamadas como pertenecientes al desarrollo sostenible, las demás pueden caracterizarse como ambientalmente “amigables” (si es que eso existe), socialmente “aceptables”, económicamente viables o cualquiera de tantos eufemismos que tan de moda están y que sirven para llamar las cosas por un nombre que no corresponde pero que suena políticamente “correcto” (si es que eso existe).

No me quiero despedir sin antes agradecer a todos aquellos que tomaron parte de su tiempo para leer esta serie de columnas, espero que entiendan que intenté abordar el tema de una forma que fuera entendible para todos y que no los aburriera. Queda claro que aun hay tela por cortar en este tema, quedaron muchas cosas por fuera y otras tantas se trataron de una manera poco profunda, pero el ideal era que ustedes se entretuvieran mientras iban entrando lentamente al mar del desarrollo sostenible dando pasos tímidos en la playa y jugueteando con las olas, antes de sumergirse de lleno con este apasionante tema. Gracias por su paciencia e indulgencia y gracias a Juan David por invitarme y privilegiar estas columnas llevándolas a ustedes

Ingeniero Industrial - PhD en Desarrollo Sostenible #SustainableDevelopment #Sustainability

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