Matar a la memoria triste,
consumirla en las rocas,
verterla, beberla, derramarla,
sobre las cascadas heladas
que bañan las espaldas
y entumecen las piernas,
verte serena, vivirte en silencios,
pintarte cositas en la piel,
salir entero y vivo del fuego,
corriendo entre ahogos y clavos
para dar con todas las formas
en que puedes rayar este mundo.

Y que me guste. Gustes.

El pasado es un canto a medias
y las medias cosas me enferman,
por eso tu mano expresiva y tu espera
me recuerdan la parte de mí
que volví a tirar al sol sin duelos.

Ahora, sin aquella vocación de la triste memoria,
mancho tu futuro, el mío, el nuestro
con pecas que más que puntos sin historia
serán bichitos de luz en la hora más oscura.

Y puede que te gusten. Guste.

Ingeniero y poeta Juniorista San Juan del Cesar, Colombia

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