Soy todo oídos
cuando caminas mi mente,
por eso duermo sin ventanas.
sé que no es mi culpa
y que lo entiendes,
pero entiende también, que de bruces
al beso se aprende de la esperanza,
por eso las olas se rompen
en el secreto de siempre,
por eso las grietas se abren
en la añoranza.
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Eres toda huellas
cuando estrujo al silencio,
por eso sientes el mañana
como el grito que se quiebra
desde adentro y restaura
esta coraza,
por eso sabes decir mi
nombre y encontrarlo
en las alfombras,
y vestirme,
y contarme,
y las ganas.
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Para cuando ya ni oídos,
ya ni huellas,
ni de vainas
las raíces y las gotas
se caigan en las nubes,
este pedazo de gloria
servirá de memoria afilada
para pillar de frente al tiempo
y reírsele en la cara.