Mi abuela llora mientras duerme
Y luego lo recuerda sonriendo,
Honrando al fuego que nos hace
Agradecer el pasado,
-Era tu abuelo.
Nosotros tan llenos de astillas imantadas
En los huesos y poca resistencia al agua,
Pescamos en las ventanas
Pequeñas bendiciones sin zapatos,
– Y no sé qué me dijo.
Que perecemos ante el sol de las 12
Y pugnamos por las nubes,
Que empuñamos oraciones
En el pecho y las bautizamos,
Amamos tarde y conocemos
Quién estuvo
Frente a nosotros
Cuando ya no estará.
Somos una especie naturalmente
Incompleta desde el alma,
Capaz de comprenderlo todo
Únicamente
Después de la ausencia.
Es interesante, entonces,
Cómo se van llenando
Los espacios con piezas
Que no llegan.
Después, después el amor es una
nube que viaja
Y el tiempo nos enseña
Que estas no pueden empaparse
De sal en el mar.
Ni siquiera sus sombras.
-A veces lo oigo por aquí.
.
.
.
-Ya para qué.