Mi abuela llora mientras duerme

Y luego lo recuerda sonriendo,

Honrando al fuego que nos hace

Agradecer el pasado,

                                 -Era tu abuelo.

Nosotros tan llenos de astillas imantadas

En los huesos y poca resistencia al agua,

Pescamos en las ventanas

Pequeñas bendiciones sin zapatos,

                          – Y no sé qué me dijo.

Que perecemos ante el sol de las 12

Y pugnamos por las nubes,

Que empuñamos oraciones

En el pecho y las bautizamos,

Amamos tarde y conocemos

Quién estuvo

Frente a nosotros

Cuando ya no estará.

Somos una especie naturalmente

Incompleta desde el alma,

Capaz de comprenderlo todo

Únicamente

Después de la ausencia.

Es interesante, entonces,

Cómo se van llenando

Los espacios con piezas

Que no llegan.

Después, después el amor es una

nube que viaja

Y el tiempo nos enseña

Que estas no pueden empaparse

De sal en el mar.

Ni siquiera sus sombras.

                      -A veces lo oigo por aquí.

                              .

                              .

                              .                        

                      -Ya para qué.

Ingeniero y poeta Juniorista San Juan del Cesar, Colombia

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