Los perros y el hombre

Antonio Jaramillo Ochoa

Sí, los perros y el hombre, y en su orden, primero el perro y luego el hombre.

Es difícil comprender la frase tradicional “el perro es el mejor amigo del hombre” si no has tenido un perro a tu lado, pues no es solo un perro, es el ser más fiel, amoroso e incondicional que pasará por tu vida. No importará si fueron días, meses o años que los tuvimos a nuestro lado, siempre nos dejan lecciones invaluables que debemos aprender y cargar para toda la vida. En fin, el hombre debería ser el mejor amigo del perro.

Los perros saben amar desde que nacen, tal vez por eso viven tan poco, porque no tienen que encontrar el amor, lo saben hacer desde el corazón y sin medida. Amemos como perros, desde lo más profundo, con generosidad y respeto, entreguemos un amor genuino y sin reservas. En nuestro mundo colmado de elecciones tenemos la libertad de escoger a quien amar, con una excepción, tu no escogiste el perro, él te escogió a ti y te ama, con ese amor puede convertir un corazón arrugado en uno de seda, así que cuando elijamos amar, hagámoslo como perros, porque si amamos como perros nos amamos sin prejuicios.

Los perros no juzgan, no se juzgan entre ellos y no opinan, no se contaminan de palabras necias o cuentos de parque. No les importa el tamaño, ni el color, ni si es de pelo corto o largo, si son babosos o de hocico corto, se quieren por lo que son. Con este poder de ver más allá de lo físico, los perros también lo hacen con los hombres, no les importa si es hombre o mujer, alto o bajo, creyente o ateo, te ven el corazón y lo que llevas dentro, eso es lo que verdaderamente importa. Deberíamos empezar a conocernos como perros, sin apariencias y sin prejuicios, y como no tenemos el poder de ver el corazón, mostrémonos como lo que somos.

Si errar es de humanos, perdonar es de perros. Los perros perdonan y olvidan, no son rencorosos porque no cargan el pasado sobre sus lomos y la lección les quedó aprendida así pensemos que no. Te perdonan cuando te demoraste unos minutos de más en volver o te demoraste en salir a caminar con ellos, te perdonan aun cuando los has regañado. Así como perdonan, olvidan y no son rencorosos. Jamás te dejarán de esperar batiéndote la cola como la primera vez, ni dejarán de darte un lengüetazo en un mal día, siempre perdonarán tus errores y no esperan nada a cambio porque ya te tienen a ti. Perdonemos como perros, perdonemos sin esperar nada a cambio y de esa forma sanamos las heridas.

Los perros son humildes y generosos, nunca nos mentirán. Los perros jamás justificarán un error así lo vuelvan a cometer. Bajarán las orejas y meterán el rabo entre las piernas, te mirarán con cara de arrepentimiento y tratarán de darte un beso para distraerte, pero jamás te mentirán. Reconocerán haberte fallado y estarán convencidos que los has perdonado. Adoptemos esa misma humildad para reconocer cuando hemos fallado, podemos cometer errores, la virtud está en cómo nos aproximamos, y no por hacerlo como perros deba ser con ligereza, pero si con arrepentimiento y humildad.

Los perros son nuestros guardianes, nos cuidan de día y de noche, en la casa y en la calle, son los guardianes de nuestras familias, son los guardianes de nuestros momentos de reflexión acompañándonos en silencio, y son también los guardianes de nuestros corazones. Despiertan en nosotros amor, responsabilidad, permiten que lo mayores vuelvan a ser padres, que los niños pierdan el miedo y se sientan seguros. Seamos los guardianes de nuestros propios corazones y cuidemos con la misma delicadeza los corazones de los que nos rodean, de nuestras familias, de nuestras parejas y de todos aquellos que comparten este amor perro.

Quiero ser tan maravilloso como mi perro cree que soy, quiero ser el mejor amigo de mi perro.

Ps. Para Vito

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