En una entrevista no simulada al Presidente Iván Duque, entre otros temas, se abordó la reforma policial. Duque resaltó la integralidad del cuerpo policial colombiano por la multitud de sus funciones, al ser interrogado sobre su posible traslado desde el Ministerio de Defensa. Ese argumento va en contravía de las recomendaciones de expertos en el sentido de descongestionar a la Policía Nacional, pues se toma como virtud lo que trae de defecto la institución.
La Policía Nacional se divide en 15 Direcciones, de las cuales se pueden excluir las de servicios administrativos internos (5) y la educativa y nos quedan 9 operativas; a saber, DISEC, DICAR, DIJIN, DIPOL, DIRAN, DIPRO, DIASE, DITRA y POLFA. De esas algunas cumplen dos tareas principales, pero muchas podrían ser servicios independientes y hasta completamente descentralizados como la de Tránsito y Transporte, pasando a manos de Gobernaciones y Alcaldías.
Duque, y su gobierno, que se precia tanto de americanista debería mirar al modelo estadounidense donde no solamente existe una escala (loca, estatal y federal) para el aparato de seguridad, sino también una clara diferenciación funcional con agencias especializadas. Así, tienen su propio cuerpo armado para la lucha contra estupefacientes, la archiconocida DEA, al igual que cuerpos que custodian instalaciones o con funciones específicas, como los alguaciles de la administración de justicia o los del transporte aéreo.
Ahora, téngase en cuenta que esta especialización permite un mayor foco tanto en los propósitos, al no tener que competir dentro de una estructura interna por recursos, como en el proceder, porque los protocolos específicos de cada área de actuación son más profundos y fundamentos. Y, al final, todas las capacidades terminan siendo territoriales o territorializadas con el despliegue de unidades en sitios concretos, por eso la DIJIN tiene su réplica en cada seccional con su respectiva SIJIN.
Tenemos, pues, una policía estilo navaja suiza y todo el mundo sabe que cuando se trata de hacer el trabajo de la mejor manera cada herramienta de aquella no es la mejor individualmente considerada. Las herramientas independientes en sí mismas son multiusos como los destornilladores con cabezas intercambiables. No más navaja suiza.
La descongestión de funciones de la Policía Nacional puede ser también la clave para construir confianza institucional ¿Qué tuvieron que ver las agrupaciones de la Policía Ambiental o las de Infancia y Adolescencia con los atropellos del paro nacional? Casi con seguridad nada, porque la mayoría de presuntas violaciones se relacionan con policías del área de Vigilancia usados como ‘fuerza disponible’ en la atención de las protestas. Servicios de seguridad y convivencia más diferenciados pueden apartar elementos que no tiene que ver nada con los conflictos actuales, como los ejemplos citados.
Reitero que la especialización es necesaria para la institución (o las nuevas instituciones policiales) porque en su misión actual tan amplia se encuentra desde prevenir contravenciones e imponer multas por las mismas (orinar en la calle) hasta combatir el crimen trasnacional. El argumento de la integralidad valdría si el sector Defensa fuera así, pero no lo es; hay tres fuerzas armadas independientes que se coordinan.
Lamentablemente, las reformas anunciadas carecen totalmente de audacia y se quedan en lo superficial (cambio de uniforme para entrar en la moda internacional y ahorrar un poco en tela, se dice). El edificio de la autoridad que promueve la convivencia ciudadana tiene fallas estructurales que no le permiten soportar su propio peso y mientras tanto se le resanan sus grietas y revisten sus muros con pintura reflectiva.
Finalmente, descongestionar a la Policía Nacional transfiriendo algunas de sus funciones a entes eminentemente civiles contribuye a desarmar la conflictividad en la sociedad. Suele, equivocadamente, confundirse autoridad con personal armado y deberíamos aprender otro tipo de mediación y soluciones a los conflictos cotidianos.