En lo que llevamos de protestas en Colombia, por lo menos 21 mujeres han denunciado violencia de género por parte de la fuerza pública, pero sabemos que pueden ser muchas más; sin embargo, solo una denuncia ha escalado rápidamente en las redes sociales y los medios de comunicación volviéndose un ícono del paro. Era una adolescente que se suicidó después de ser agredida por 4 agentes del Estado, quien además era hija de un policía y qué, según su publicación, apoyaba las protestas. Esto tiene muchas reflexiones, pero me voy a concentrar en dos.

En primer lugar, la sorpresa con la que muchos han asumido este hecho raya en lo absurdo. Las mujeres hemos sido agredidas históricamente por referentes institucionales, todos los días, a toda hora y de todas las formas. No es la primera vez que la fuerza pública agrede sexualmente a una mujer, adulta, adolescente o niña; esto es sistemático y tenemos años gritándolo con todas nuestras fuerzas, pero la respuesta siempre es “no todos los hombres” como si se tratara de ustedes y no de nosotras. Sí, ellos deberían cuidarnos, para eso les pagan, así como deberían cuidarnos los papás, esposos, amigos, novios, hermanos, abuelos o tíos. Sin embargo, también nos violan y nos matan. De hecho, la agresión sexual por parte de la fuerza pública tiene el mismo sentido que la del papá o el esposo: corregir, poner a la mujer en el lugar que debe estar según la representación del patriarcado.

Pero en el caso de la adolescente que denunció en sus redes la agresión de la cual fue víctima por parte del ESMAD, les causó impresión porque pudieron ponerle un nombre a su herida, el suicidio. Esa forma de morir les dio lo que necesitaban para prestar atención. Si las 9 víctimas de Ciro Guerra hubieran recurrido al suicidio, ningún macho se habría atrevido a hablar de “presunción de inocencia”, porque a las mujeres nos necesitan muertas para poder inflar cifras que saquen presupuestos y tener consignas políticas, de resto no les importa, no existe solidaridad con nosotras porque nos consideran ciudadanas de segunda, de lo contrario, las 21 denuncias de violencia contra las mujeres en el marco de las manifestaciones serían bandera, todas y cada una de ellas, pero no es así.

Eso me lleva a la segunda reflexión, que tiene que ver con la “indignación” que es más bien oportunismo de algunos personajes que no se cansan de demostrar, una y otra vez, lo machistas y misóginos que son. La denuncia escrita por la adolescente terminaba con un hashtag que fue el enganche de estos personajes, a ellos les interesó la postura política de la víctima no su sufrimiento y en función de eso disfrazaron de homenaje una revictimización salvaje con sus respectivos insultos a quienes pedimos que se manejara la denuncia con un enfoque de género, eso significa exponer la agresión y a los agresores y no a la víctima, pero ellos nos atacaron con que “siempre joden con no guardar silencio y ahora quieren que nos callemos”… No entienden nada.

Ellos, que dudan de las mujeres que, aunque saben que serán señaladas, juzgadas y humilladas se atreven a denunciar. Ellos, que prefieren taparles los abusos a sus pares para cuidar el “buen nombre” y “la obra”. Ellos, que ahora sí les parece pertinente rayar paredes, tumbar estatuas, quemar CAI, acabar con todo, porque las manifestaciones que apoyan están siendo violentadas, pero si lo hacemos nosotras entonces “esa no es la manera”. Ellos, que no dudan en llamarnos feminazi, como si nosotras ejerciéramos la violencia que busca desaparecernos. Ellos, en lugar de exponer a la policía que agredió a una adolescente, la expusieron a ella, incluso instrumentalizaron su rostro. Hipócritas.

Existen cualquier cantidad de guías, muchas para dummies, que orientan el manejo que se le debe dar a estos casos. Una víctima de violencia, en cualquiera de sus tipos, debe ser protegida, no expuesta. Se protege su rostro, su nombre, sus cuentas de redes sociales, todo lo que corresponda a su privacidad hasta que la víctima o su familia autoricen expresamente a hacer lo contrario y si no lo hacen, pues se deja todo protegido. La denuncia se hace sobre sus victimarios, no sobre ella.

“Ella lo puso en sus redes” fue la arenga de muchos. Sí, lo hizo cuando estaba viva, pero después ya no podía defenderse, arrepentirse o declarar personalmente. “Ella quería que se supiera”, obvio, por eso denuncio, pero ni usted ni yo podemos saber si quería ver su foto de avatar en los perfiles de políticos. “No se puede guardar silencio”, de acuerdo, pero el ruido tiene que ser, sí o sí, sobre los agresores, no sobre la víctima, eso no fue lo que paso en este caso.

Las mujeres necesitamos más que su denuncia. Necesitamos que entiendan como alzar la voz por y con nosotras. Una reforma de la policía no es suficiente para nosotras porque la violencia patriarcal es estructural, les guste o no todos hacemos parte de esa estructura, algunas no nos podemos ir a dormir sin asegurar un poquito de incomodidad a ese sistema, así sea con los más cercanos que nos consideran exageradas por criticar un “chiste” sobre la violación, pero a la mayoría le importa un carajo.

Si usted se sintió impresionado por la chica que se suicidó después de ser agredida sexualmente por la fuerza pública, es importante que se pregunte ¿Por qué no le ocurre lo mismo con los feminicidios? ¿Por qué la invasión y agresión al cuerpo de las mujeres no le duelen si sobrevivimos? ¿Por qué la necesita muerta para que la violencia sexual lo impacte? Esto es sistemático, pero se necesita que una adolescente lo escriba en sus redes y luego se quite la vida para que lo noten

¿Qué es más trágico, la muerte o la apatía?

Nosotras, si nosotras las mujeres, si tenemos un poquito o bastante de Alison y de cada una de las 21 mujeres o más que han denunciado violencia de género en estas protestas. Ustedes ni siquiera tienen interés en comprenderlo, así pongan su foto de avatar.

No olviden que tenemos mucho tiempo diciendo que la violencia policial es violencia patriarcal.

Cantamos sin miedo pedimos justicia
Gritamos por cada desaparecida
Que resuene fuerte nos queremos vivas
Que caiga con fuerza el feminicida

Yo todo lo incendio yo todo rompo
Si un día algún fulano te apaga los ojos
Ya nada me calla, ya todo me sobra
Si tocan a una respondemos todas

Extracto de la Canción sin Miedo, Vivir Quintana.

💚Psicóloga Feminista (Ella/She/Her) 🤍Terapia de Duelo por Fallecimiento 💜Acompañamiento en Violencia Basada en Género

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