Un escritorio con muchas carpetas y papeles apilados. Un BURÓCRATA de corbata revisa sus papeles y pone sellos sin levantar la mirada. Entra DIOS en su clásica iconografía, cabello largo y túnica blanca, pero en vez de llevar sandalias, usa botas militares.  Se acerca al escritorio.

Burócrata: ¿Quién lo dejó entrar?

Dios: Yo puedo estar en todas partes. Soy ubicuo.

Burócrata: Ah… anarquista.

Dios: Yo creé a los anarquistas.

Burócrata: Ah… fundamentalista.

Dios: También creé a los fundamentalistas. Yo soy el alfa y el omega.

Burócrata: Si, si, como todos, arrancados y acabados. Inútiles en todo término.  No me respondió quién lo dejó entrar.

Dios: Pues en realidad no necesito…

Burócrata (Interrumpiendo): Bueno, no importa… ¿Nombre?

Dios: Puede llamarme Dios

Burócrata: Bien, señor Dios, ¿Qué puedo hacer por usted?

Dios: Más bien, ¿qué puedo hacer yo por usted?

Burócrata (Levantando la mirada. No parece sorprendido): Si no viene a nada concreto, me conformo con que desaparezca.

Dios: ¿Cómo?

Burócrata: Lo que oyó.  Si no tiene un asunto en particular, puede retirarse. Tengo mucho trabajo.

Dios: ¿Ninguna sorpresa?

Burócrata: No. ¿Debería?

Dios: Pues… sí.  Soy Dios.

Burócrata: Si, ya lo dijo (Toma un esfero) ¿Apellido?

Dios: Nunca lo había pensado.

Burócrata: Ah, entiendo… Es un alias.

Dios: ¿Un qué?

Burócrata: Un nombre clave.  Muy popular en los grupos al margen de la ley. (Después de una pausa) Igual si sé quién es usted.

Dios (Esbozando una leve sonrisa): ¿En serio?

Burócrata: Si, un nadie con ínfulas de importancia.  Los recibimos en esta oficina todo el tiempo. La mayoría de las veces se trata de idiotas comunes, pero al parecer, usted es un idiota bastante único.

Dios: ¿Dónde está su fe?

Burócrata (Apilando carpetas y cambiándolas de lado): En la cuenta del banco.

Dios: ¿No le teme a la divinidad?

El burócrata se levanta de su asiento, rodea la mesa y encara a Dios.

Burócrata: Señor Dios:  la divinidad está en el orden, el orden está en la maquinaria, la maquinaria está al orden del establecimiento, por lo tanto, el establecimiento es la divinidad. Es la única por estos tiempos, porque si se refiere a cosas de orden abstracto, a la magia y a toda aquella estratagema para mantener idiota al pueblo, ya son patrañas obsoletas, hay formas mucho más eficientes. (Le da la espalda) Ahora, señor, hablando en serio, sí se quién es usted y muy seguramente estoy en lo cierto, cuando le digo que es un ser olvidado por el mundo.

Dios (Frotándose las manos contra la túnica): ¿Qué tiene para ofrecerme?

Burócrata: Un empleo

Dios: ¿Un empleo?

Burócrata: Si, supongo que por eso está aquí.  No necesito ser omnipotente, ni omnisapiente, para comprender la posición de alguien que se nota que en el pasado tuvo poder, lo perdió y hoy está haciendo lo necesario para obtenerlo.

Dios: La verdad yo…

Burócrata: No hay nada por qué apenarse. En serio  (Pausa) Viste como una imagen de iglesia, porque asumo que tuvo una.  Luce unas flamantes botas militares y se encuentra en una oficina de vacantes del establecimiento… O viene a buscar trabajo o viene a hacer un atentado, cosa que dudo mucho.

Dios: ¿Atentado?

Burócrata: Si, con todo eso del “alfa y el omega”, charlatanería o amenaza.  No le quedaron más opciones y lo entiendo… Es que el desempleo es una fuerza bastante destructiva.

Dios: Estoy abrumado

Burócrata: Es natural.

El burócrata camina hacia otra mesa y se sirve una taza de café. Dios lo sigue.

Dios: ¿Puedo servirme un poco?

Burócrata(Regresando a su escritorio): Un dios tomando tinto de olla recalentada. Lo que hay que ver por estos días. Sírvase (Dios obedece) ¿Sabe? Su perfil nos viene bien, coincidencias divinas.  Inspira respeto y temor a la vez y sus botas me indican que no teme hacer lo que se necesite cuando se necesite. ¿Ha pensado en hacer carrera política? (Buscando una carpeta) Tengo una vacante en este preciso momento para trabajar en una tierra que se nos está saliendo de las manos.

Dios: Nunca. La verdad siempre he tratado de mantenerme al margen de los asuntos políticos. Mucha violencia.

Burócrata (Sonriendo. Sube los pies al escritorio): Ajá.  Señor Dios, lo conozco. Si en realidad dice ser quien es, tiene un prontuario mucho mayor que cualquiera de los ilustres miembros del gabinete.  La serie de escándalos que se le atribuyen desde tiempos ancestrales sería más que un espaldarazo para cualquier cargo de elección popular. Su desidia rigurosa y conveniente, produce más control que cualquier régimen en el mundo.  Es voluntarioso, obra de manera irracional y logra que los demás lo exculpen, por más horroroso que haya sido su acto. Si usted es Dios, es por la única razón por la que siquiera me tomo la molestia de contemplarlo.

Dios (Después de una pausa): ¿Cuál es la vacante?

Burócrata: Presidente, regidor, monarca… Dios…

Dios: ¿No soy todas esas cosas ya?

Burócrata: Pero en el papel.  Y uno muy viejo, por cierto. Son tiempos modernos, ahora todo se mueve por la democracia exprés y por encima de la teología.  Los votos son más potentes que los versículos.

Dios: Se supone que yo creé todo.

Burócrata: ¡Excelente! Voy viendo un perfil de candidato.

Dios: ¡Pero yo soy el creador!

Burócrata(Se levanta de su asiento): ¡Siga, siga!  No importa lo ridículo que diga, lo dice convencido. ¡Huelo a triunfo! Todos somos creadores en cierto sentido. Yo creo los trabajos para que la gente crea que está siendo útil. Creamos ilusiones democráticas, como antes lo hacía la religión. Entonces ¿Lo inscribo en la contienda electoral?

Dios: ¿Qué tengo que hacer?

Burócrata: No mucho, prometer amor, cambio, esperanza y al mismo tiempo ofrecer miedo, muerte y amenazas.  Más o menos lo mismo que siempre ha hecho, pero frente a las cámaras.

Dios (Con una leve sonrisa): Es lo que siempre he hecho

Burócrata: Pero como independiente, como aficionado.  Es hora de hacerlo con más distinción y sobre todo, sustentado por el poder.

Dios: ¿No se supone que este es el partido de los malos?

Burócrata: Opinión pública, manipulación mediática. Pero, a fin de cuentas, acá estamos hablando. Lo que dice esa gente, es porque quiere estar donde estamos nosotros  (Pausa) Igual, en política ¿quién no es malo?

Dios: Es verdad

Burócrata (Estrechando la mano de Dios): ¿Está listo para asumir su destino?

Dios: ¿Ahora trabajo para los hombres?

Burócrata: No. Ahora trabaja para el partido, muy por encima de los hombres.

Dios: ¿Y la corrupción?

Burócrata (Volviendo a sus papeles): Con sus credenciales, nada que no esté a su alcance. De todas formas recibirá la capacitación necesaria.

Dios: ¿Capacitación?

Burócrata: Lo básico, malversación de fondos, promesas sin fundamento, clientelismo salvaje… (Le extiende una carpeta) Firme acá y tendrá su aval.

Dios(Firmando): ¿Y ahora qué hago?

Burócrata: Lo mismo que el dios verdadero: Nada.

Oscuro.

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