Tania Espinoza

Hay días grises, días de desesperanza en que no queda más que botarse en la cama y mirar al techo, creyendo que así encontraremos una explicación o justificación al hecho de cómo nos sentimos, y de que no tenemos idea como afrontar.

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Así es mi día hoy, triste, gris, desolado y en absoluto silencio, hasta de mi mente (lo cual es raro).
Me siento como quien perdió la fe en ver amanecer y prefirió seguir cerrando los ojos, también el clima no ayuda y es que es verdad que uno mismo fabrica sus emociones (o eso cree) también es cierto que somos susceptibles al entorno.
Ojalá de esos grises fuéramos capaces de salir tan pronto como los reconocemos, que bueno sería que no nos afectaran y jugaran con nuestro cerebro. Pero bueno aquí estamos, viviendo el gris porque también ese punto medio nos ayuda a crecer, a evaluarnos, a reencontrarnos. Ese gris es el que permite que puedas brillar, eso es porque identificaste tus oscuros y le diste paso a la luz.
Que lindo fuera si todos aprendiéramos a ver el gris de una forma distinta y para mejorar.

Nuestro espacio está abierto para todas y todos

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