De absolutismos empresariales y otros demonios

A propósito de los últimos acontecimientos en relación con los términos usados para referirse a las empresas y la polémica suscitada por estos, me refiero a comentarios hechos desde diferentes sectores y personas apelando a palabras que, o bien las descalifican o bien las beatifican, hoy quiero traer algunas reflexiones que pueden servir para que lector se haga una idea del comportamiento de las empresas en Colombia y las razones para el uso de tales adjetivos.

Como bien le digo a mis estudiantes, una de las respuestas más importantes de todo ingeniero industrial, ya que tiene cabida en casi todas las preguntas que se le formulan, es: Depende. Esto quiere decir que son muy pocos los sistemas en los cuales la variabilidad no tiene cabida, y las empresas no son uno de estos. Es decir que, en lo relacionado con las empresas, siempre hay que observar el estado de las variables que tienen incidencia en el resultado de un determinado comportamiento, la posibilidad de cambio de estas y su efecto en el resultado final. En pocas palabras, el absolutismo no es la mejor manera de abordar los debates empresariales.

Es así como, para abrir la puerta de esta discusión, es necesario expresar una realidad que debería mantenerse presente a lo largo de la misma: NO TODAS las empresas son santas, pero tampoco TODAS las empresas son la personificación de la maldad pura.

A lo largo de la historia empresarial colombiana, hemos tenido ejemplos de conductas o prácticas empresariales positivas y negativas, dignas de aplausos o de abucheos. Sonados casos de “cartelización” han sido objeto de los reflectores y titulares de la prensa nacional, como los que involucraron a Tecnoquímicas, Familia y Kimberly y los llevaron a ser sancionados por la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) por “haber incurrido, durante más de una década (2001 – 2012), en actos ilegales de cartelización empresarial para fijar artificialmente el precio de los pañales desechables para bebé en el mercado colombiano”[i]; sonado también es el caso del Cartel del cemento, que involucró a Argos, Cemex y Holcim por haber fijado precios de sus productos, repartiéndose el mercado entre los años 2010 y 2012.

Podemos hablar también del Cartel de los cuadernos, donde se investigó a Kimberly, Scribe y Carvajal, con el resultado de la exoneración del pago de multa a las empresas Kimberly y Scribe, que sirvieron de delatoras. El Cartel del papel higiénico, cuyo resultado fue la imposición de sanciones a cuatro productoras de papel higiénico y otros papeles suaves en Colombia (Kimberly, Familia, C. Y P. Del R. y Papeles Nacionales). El Cartel de azúcar, donde la SIC sancionó a Asocaña, Ciamsa, Dicsa y doce ingenios azucareros por haber incurrido en la conducta de acuerdos anticompetitivos para obstruir de manera concertada, coordinada y continuada, las importaciones de azúcar hacia Colombia o el olvidado Cartel del arroz, cuando en 2005, Molinos Roa S.A, Molinos Flor Huila S.A., Arroz Diana S.A., Procesadora de arroz Ltda y Unión de arroceros S.A. fueron sancionadas por acciones que afectan a los consumidores.

En este recorrido no podríamos dejar de mencionar también el caso DMG que destapó las prácticas fraudulentas tipo pirámide o el sonado caso de INTERBOLSA en el cual un gran número de personas perdieron altas sumas de dinero por culpa de corredores de bolsa inescrupulosos. O casos más recientes como el de KOAJ, donde ya la cosa se ve desde la perspectiva de las malas prácticas empresariales con el talento humano de la organización y otras tantas que, en esa misma línea, no remuneran de manera justa a sus empleados o no proporcionan espacios dignos para realizar su tarea o, según la última moda, agregar cláusulas contractuales de dudosa legalidad e indiscutible reprochabilidad como conducta.

Otro ejemplo más de que las empresas no son el demonio absoluto, sino que navegan plácidamente entre aguas que van desde lo oscuro hasta la transparencia total, mostrando sombras o resplandores a medida que el sol y los vientos las hacen girar, lo tenemos cuando recordamos el caso de esta industria del sector de los vidrios con sede en Barranquilla (Tecnoglass) que transitó por los caminos de la gloria celestial cuando ofreció comprar vacunas contra el Sars-CoV-2 para todos sus empleados y los vecinos del barrio donde tiene emplazado su complejo, para luego aterrizar en los “sótanos del infierno” cuando se habló de dineros con procedencia non sancta dentro de la misma. Y todo en menos de un año.

Ejemplos de estas prácticas negativas hay muchos, demasiados creo, lo que nos lleva a pensar con detenimiento en cuántas empresas soportarían un escrutinio detallado sobre sus diferentes prácticas comerciales, sus conductas empresariales, sus dineros, sus relaciones con los empleados y la comunidad, sus impactos al medio ambiente, su ética empresarial, su historia… no me atrevería a decir si muchas o pocas saldrían airosas de este escrutinio. Pero es innegable que las habría.

En este punto quiero aclarar que esta reflexión no busca satanizar nuestro sector empresarial, por el contrario, busca mostrarlo tal y como es, un variopinto de prácticas y cultura empresarial que bien se puede considerar una muestra representativa de nuestra sociedad. Ahí podemos encontrar Empresas con prácticas legales, ilegales y algunas que, de vez en cuando, cruzan la línea; empresas grandes, medianas, pequeñas y micro; empresas con muchos años y otras recién nacidas, de todas las edades; empresas heroínas y villanas; en fin… una muestra representativa de nuestra sociedad.

Todo esto para decir que el absolutismo en lo que a empresas concierne, no es la mejor manera de abordar la discusión porque sería equivalente a decir que toda la sociedad colombiana es buena o, como contraparte, toda la sociedad colombiana es mala; y en ambos casos, se está frente a un error.


[i] https://www.sic.gov.co/noticias/sic-confirma-sanciones-a-3-empresas-y-16-altos-directivos-por-cartelizacion-empresarial-en-paniales

Ingeniero Industrial - PhD en Desarrollo Sostenible #SustainableDevelopment #Sustainability

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