A petición de nuestra autora, este relato es anónimo.
Quería contarlo hace mucho tiempo.
De este lado de las que no elegimos la historia bonita de amor, de las que solo nos dieron la vida y la muerte como una opción, de este lado donde hay tan pocas con ese mismo valor, aquí de este lado estoy yo. No pedí la niñez que me toco, ni vengo de una familia promedio, pero sí de la del montón.
De este lado donde se aprenden miedos, temores e inseguridades, donde los buenos no son los mejores, ni siquiera son los buenos y donde los héroes ya tienen cara de villanos, donde se usan mascaras que ocultan intenciones y donde se ven más los resultados que las malas acciones, donde se culpa al inocente y el culpable sus motivos tiene, aquí de este lado se siente diferente y aquí estaba yo.
Aquí, de este lado donde se llora, se grita y se suspira, de aquí vengo yo, donde un número que está muy por debajo de la verdad disfraza una realidad que nadie quiere afrontar.
Qué podría decir más que perdonar no fue fácil, y amar fue la mejor decisión, pagué con esperanza y amor el error del que me culpaban y por el que se me señaló. Yo no elegí las caricias que le dieron vida, pero al dejarla nacer, también viví yo.
Yo no tuve oportunidad de huir y salir de allí, donde corriera siempre estaba ahí. No fue un extraño, ni extranjero quien mi niñez se llevó, pero por guardar silencio a mí se me culpó. Guarde tanto los gritos que de tanto odio me llene de dolor y aunque sané tarde, pasó.
Las heridas sanaron cuando ella llegó.
Hoy por hoy después de muchas críticas y señalamientos, libre soy, aprendí a ser mejor persona a tener motivos para luchar, a tener con quien discutir si algo salía mal, enseñarle a crecer, incluso a caminar sanó muchas más heridas que haberme sentado solo a rezar, olvide poco a poco como fue que a mi llego porque me hacía aún mas feliz llenarle de amor, pareciera que de tanto dolor ella era el remedio y solo así paso.
Si me preguntan: ¿Cómo es de este lado? solo diría que no es fácil como nada en la vida lo es, pero soy feliz, ella me lo enseño, quien diría que aprendí amar después de una violación.
No me gusta victimizar mis hechos aunque por mucho tiempo me pregunte el ¿por qué?, ahora al verla a mi lado entiendo que no recibí la respuesta que esperaba pero si descubrí mi ¿para que?. No me creo fuerte por que fuerte es ella, mi hija que, al decirme mamá, entiende que por ella hoy, mañana y siempre sin temor ni miedos yo daría mi vida por ella.