El desarrollo sostenible y el nuevo paradigma de desarrollo empresarial

El Desarrollo sostenible (DS), como modelo de desarrollo, incluye a las empresas como un elemento clave para poder alcanzar las diferentes metas y objetivos que se plantea. Y esto es inexorable, ya que no podemos dejarlas de lado porque estas tienen la capacidad de generar riqueza y empleo en la economía y, además, son impulsoras del cambio tecnológico.

Pero para poderlas integrar al modelo, el DS les hace una exigencia fundamental. Esta exigencia es un cambio en el eje central del desarrollo empresarial. Casi nada, dirían algunos de manera exclamativa y burlesca, otros más dirían: ya era hora. Pero, ¿cuál es ese cambio? Ese cambio, totalmente disruptivo, es un cambio en el paradigma fundamental del propósito empresarial.

En su definición básica, las empresas, organizaciones, firmas o como las quieran llamar, son elementos que tienen como objetivo central, la obtención de beneficios a partir del uso de recursos de diferente índole como humanos, financieros, tecnológicos, naturales, etc. Esta definición toma fuerza cuando en la segunda mitad del siglo XVIII coinciden la revolución industrial y Adam Smith con su publicación llamada La Riqueza de las Naciones (1776). En este momento las empresas se convierten, exclusivamente, en generadores de riqueza haciendo de este propósito, su eje central y su razón de ser y ayudada por la institucionalidad, gobierno o estado (y si a esto le adosamos la escisión que hizo popular Maquiavelo en su célebre obra El Principe, de la ética y la política y que desde ese momento cogió vuelo llegando a escindir la ética de todo lo demás, dando como resultado la poítica empresarial del “todo vale” o, como le dicen los gringos “No matter what…”, el crecimiento económico no vió límites de índole alguna).

Es precisamene a ese modelo de desarrollo empresarial centrado en la generación de riqueza y el crecimiento económico como único eje empresarial y reforzado por el famoso “todo vale”, contra el que está el desarrollo sostenible y que se convierte en la principal exigencia de cambio empresarial a las organizaciones que quieran adoptarlo. Y viene la otra pregunta: ¿cambiarlo por qué? Pues cambiarlo por un nuevo eje de desarrollo, o mejor aún, por cuatro (4) ejes de desarrollo diferentes, pero fundidos en uno solo. Estos ejes son: la dimensión económica (porque el desarrollo sostenible no va en contra del crecimiento económico), la dimensión social (partiendo del desarrollo humano pero viendo a la persona como un individuo inmerso en una sociedad y no aislado), la dimensión ambiental y la dimensión institucional (como la responsable de comprometer a los líderes y socios de la organización y para enmendar el daño hecho por Maquiavelo).

Esto quiere decir que las empresas, bajo el  modelo del desarrollo sostenible, ya no van a dedicarse, UNICAMENTE, a generar beneficio económico y menos si este es a costa de lo que sea, sino que van a dedicar sus esfuerzos, EN IGUAL MEDIDA, al desarrollo social tanto de sus empleados, colaboradores y talento humano asociado como de su entorno de operaciones e influencia; al desarrollo de acciones que propendan por el cuidado, conservación y protección del ambiente y por recuperar esa institucionalidad que, por haberse perdido en el camino, las ha llevado a encabezar titulares asociados a corrupción, malas prácticas o práctica engañosas, entre otras cosas que no tienen de decentes ni las letras con las que se escriben.

¿Y esto cómo se consigue? Lo primero que hay que hacer es desaprender ese paradigma empresarial que nos lleva a ver las expresas con en único objetivo de generar riqueza, y aprender el nuevo paradigma del desarrollo multidimensional y del famoso “gana-gana” como hoja de ruta en las relaciones industriales con todo su entorno (tanto interno como externo).

Esto se hace a partir de iniciativas de educación para el desarrollo sostenible que logren articular ete proceso de desapendizaje/aprendizaje con la construcción de un nuevo direccionamiento estratégico que refleje este nuevo paradigma, para luego subsumirlo en la organización hasta que haga parte de su ADN. Luego comienza todo un proceso de reingeniería de la organización, con el propósito de reorientar todos su procesos, procedimientos, propósitos y funciones con la nueva misión, visión y el andamiaje estratégico de la organización.


Ingeniero Industrial - PhD en Desarrollo Sostenible #SustainableDevelopment #Sustainability

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